Cataplum

El periodista Emilio Palacio fue condenado a tres años de prisión por decirle “matón” a un funcionario del régimen. En el show del sábado de enero 5 de 2008, el Presidente expresó que el Alcalde de la ciudad de Guayaquil, es “un matón de barrio”.

Entonces, el Presidente se encuentra en la misma situación que el periodista y  también debería ir a la cárcel. La diferencia es que Correa el es el nuevo dueño del país. De los jueces, especialmente. Y la prueba es que, encontrándose prohibido por el Código Orgánico de la Función Judicial que los jueces ejerzan la profesión, el abogado de Samán tiene el cargo de conjuez.

Sin embargo, es el beneficiario de un decreto firmado por Correa que le permite violar la  ley y defender a Samán. Esto ocasiona la nulidad del juicio, sin que  al juez de la causa esto le produzca el menor rubor.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define la palabra matón como “hombre jactancioso y pendenciero que procura intimidar a los demás”. Matón, no significa entonces asesino, homicida o criminal. La acción de matar se encuentra definida por el mismo diccionario, utilizando otra palabra: matonear, que significa “asesinar a alguien a traición estando al acecho”.

Entonces,  lo que Emilio Palacio le dijo a Samán es pendenciero y no asesino.
Creo además -sin temor a equivocarme, que Rafael Correa es un matón, en el sentido de “pendenciero que procura intimidar a los demás”, pues la larga cadena de insultos de los sábados solo tiene esta finalidad.

Me imagino que tendré que acompañar a Emilio y escribir esta columna desde la cárcel por decir lo que pienso. O por lo que sea, ya se inventarán algo.

Lo bueno de esto, es que –a diferencia de otros- podré mirar a mis hijos a la cara por tener el valor de defender mis convicciones. Y como Daniel Santos, comenzar a cantar desde chirona, “cataplum, adentro Anacobero, a mi Presidente no le gusta el bolero”.

No importa. La justicia “ya es de todos”.  Sólo que Correa es quien la controla.

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