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Desperdicios de España

Desperdicios de España

martes 06 de abril de 2010, 15:46h
El teniente general Cayetano Miró Valls, tras una brillante carrera, ha sido jubilado, eufemismo que viene de júbilo y significa retirado. Antes de la Real Cédula de 1785, le habrían prohibido seguir su vocación militar simplemente por llevar apellidos propios de los “individuos vulgarmente llamados de la calle”. Los desperdicios de la monarquía española provocados por el integrismo católico son enormes. José Míguez, capitán del ejército de Carlos V, tuvo que huir porque la Inquisición codiciaba las riquezas de su familia y la acusó de judaizante. Emigró con su tía Gracia Méndez a Turquía, donde José alcanzó la dignidad y el poder de visir. Los Bonnin, aquí repudiados, son una saga en Prusia: Johannes, oficial del ejército, fue nombrado barón por Federico Guillermo I; Eduard fue ministro de la Guerra (1852-54); Reimar, almirante, sirvió como agregado naval en Helsinky; Hubertus, capitán, recibió la cruz de oro española y la de hierro alemana. Benjamin Disraeli fue primer ministro británico. Isaac Gómez, asesor financiero de Felipe IV, tuvo que huir perseguido por la Inquisición. Haym Salomon, descendiente de españoles expulsados, financió al general Washington en un momento clave de la lucha de Estados Unidos por su independencia. Hay muchos más. El fanatismo católico despojó este país, como el fanatismo islámico devasta hoy a otros países.
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