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Historias reales como la vida misma

Historias reales como la vida misma

viernes 30 de abril de 2010, 06:27h

   En una reciente entrevista, la vice de economía, Elena Salgado, se refería a la pronta transposición de la directiva europea que permitirá agilizar los trámites y las burocracias en las que está inserta nuestra actividad económica a fin de agilizar su funcionamiento. Bienvenidas sean todo tipo de directivas que hagan más fácil la dura labor que cualquier ciudadano debe afrontar en su vida diaria. Hablaba de ahorros y eso está muy bien.

   Y es que hoy, en plena tormenta económica, y en el enésimo "palo" a nuestro país, me quiero referir a esas pequeñas historias que llenan nuestra vida, y a veces logran exasperarnos.

   Ejemplos: pongamos que un ciudadano ha comprado una vivienda y comienza los trámites para cambiar la titularidad de los contratos de agua y electricidad. Se supone que en siglo XXI tiene que ser una tarea bien sencilla y que como lo quiere ese ciudadano es simplemente pagar y ponerse en orden con las compañías suministradoras, éstas se lo pondrán fácil. He elegido estas dos empresas porque son las últimas que me ha tocado sufrir, sí, sufrir.

   Electricidad: sin ningún tipo de discusión, la factura eléctrica es lo más parecido al misterio de la Santísima Trinidad. Sólo que nos aumentan la factura de veinte en veinte por ciento por causas tan técnicas como las moratorias nucleares, los costes reales de la producción y hasta por la sequía. Miles de millones que los sufridores consumidores pagamos sin rechistar. Pero lo que yo quiero es simplemente pagar y que el anterior propietario no me lo tenga que reclamar.

   Después de varias llamadas hablando con una máquina, deletreando números de contrato, DNIs, CIF y otras zarandajas me encuentro en que tengo que enviar un fax. Pero ¿qué ciudadano tiene un fax en su casa cuando todos funcionamos con correo electrónico? Después de varios intentos -cinco en mi caso- acierto con el número adecuado y consigo el objetivo. Decenas de minutos de conversación a través de un 902, desesperación por las esperas, un corte de energía por no haber pagado varios recibos, un frigorífico con alimentos estropeados, unas señoritas atentas pero inflexibles con su rutina obligada... Endesa, qué grande eres pero que difícil nos lo pones.

   Agua: ¿saben que cambiar un contrato de agua exige al menos original y fotocopia del DNI, original y fotocopia del CIF, original y fotocopia de la escritura de propiedad, original y fotocopia de la escritura de la constitución de la sociedad, cuaderno reglamentario firmado por un fontanero y no sé qué más? Y con todo ello, personarse en las oficinas de la compañía en cuestión. De verdad ¿estamos en  2010? Si sólo quiero pagar...

   Al final, la reflexión es que cada día las compañías están más lejos del ciudadano y cuanto más grandes peor, porque pongan ustedes mismos los ejemplos de su intento de cambio de compañía telefónica, sus cambios de la factura del gas y podrán comprobar que si no nos toman el pelo, están muy cerca de hacerlo.

   Por eso, señora Salgado, transpongan todas las directivas europeas, pero háganlo pronto y piensen en nosotros los simples ciudadanos. Sólo queremos pagar y ni eso nos lo ponen fácil.

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