Reunión Zapatero-Rajoy

Mañana se reúnen el presidente Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, a instancia y sugerencia del primero, del jefe del Gobierno. Y como quien invita es quien marca el orden del día, ha transcendido que esa hoja contiene dos puntos:

Uno.- El rescate de Grecia por parte de la Unión Europea, y la aportación española a esa “macro-operación” financiera y política.

Y dos.-  La evolución del sistema bancario español.

Tanto en Moncloa como en Ferraz no se descarta que, una vez iniciado el diálogo, se puedan tratar otros asuntos. Pero, si se cumple con rigor la agenda de asuntos a tratar, con prioridad de la gravísima crisis griega, podrían reunirse en Atenas, y no en Madrid.

Casi cinco millones de parados españoles miran hacia esa reunión con desconfianza, y ni siquiera se preguntan eso tan castizo, y a veces tan desesperado de  “¿qué hay de lo mío?”

Desde la segunda fila política del socialismo, Leire Pajín, secretaria de organización, dice que Zapatero “le tiende la mano al líder de la oposición para intercambiar información, llegar a acuerdos y discutir políticas”.

Y desde esa misma segunda fila, en este caso desde el Partido Popular, María Dolores de Cospedal afirma que Rajoy irá mañana a La Moncloa “con la mejor disposición” y que su jefe de filas no introducirá en la conversación “ningún asunto al margen de los marcados por el presidente del Gobierno”.

¿Y qué dice la calle? ¿Qué dicen los ciudadanos de a pie ante unos líderes políticos que  llevan diecinueve meses sin una reunión formal?Lo que se dice es que ambos están asustados ante el espectáculo nada edificante que están dando, y que no han tenido más remedio que este forzado gesto de mañana miércoles, a las diez de la mañana, en La Moncloa. Nos tememos que sea un diálogo inútil, y el maquillaje de una incomunicación…Nos tememos, en fin, que cada uno de ellos  -Zapatero y Rajoy-  ya tenga escritas por sus asesores unas notas para exponerlas en la rueda de prensa posterior al encuentro. Cuando todo es demasiado previsible  (y ojalá nos equivoquemos), la política aburre a las ovejas. Lo malo, lo grave, lo terrible es lo de los casi cinco millones de parados. Todo lo demás es cartón-piedra, maquillaje y juegos malabares.


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