El empacho de la Diagonal

Parece que el único y prioritario objetivo en Barcelona es hacer aprobar el proyecto de la Diagonal con el tranvía: SÍ o SÍ.

El paro, la inseguridad, la situación precaria y dramática de miles de ciudadanos, los avatares de la situación económica, la crisis de Ciutat Vella con la inexplicada dimisión de la regidora Itziar González que da la impresión de haberse visto forzada a tirar la toalla, todo esto es secundario. Ahora lo que toca es la DIAGONAL.

Para ello no se escatiman medios ni en proyectos ni magna difusión a bombo y platillos. En televisión se nos ofrece la imagen de una Rambla “llarguísima” ¡qué agorofobia! en la que se ven pasear a tres o cuatro personas. O un Bulevar “per anar a comprar ben a gust, tot molt ample” , reza el eslogan para fomentar el comercio. ¿Pero quién en estos momentos de incertidumbre económica se atreve a montar más tiendas? Para que sea como el Paseo de Gracia, se alega. Me pregunto si las grandes marcas van a arriesgarse a montar un segundo punto de venta a tan poca distancia.

Además ¿dónde aparcarán los posibles compradores que vengan de zonas no cubiertas por el tranvía? ¿Cómo no se han previsto aparcamientos subterráneos? ¡Claro que como todo el mundo irá a pié o en tranvía...!

Se oculta donde estacionará el enjambre de motos y donde se ubicarán las estaciones del bicing y que las aceras quedarán invadidas, como en el vecino Paseo de Gracia, por las terrazas de los bares. Claro que eso genera impuestos. Así pues esas cacareadas aceras amplias quedarán mermadas.

¿Es normal destinar los fondos públicos de los contribuyentes a este género de acciones? Sin contar con la posterior obra faraónica.

Para garantizarse mayor masa de votantes a favor se recurre a brindar el voto a partir de los 16 años y a los inmigrantes, llegando hasta a crear un canal latino para ganarse su afección. Con todo el respeto y consideración que me merece este colectivo, no sé qué validez puede tener la opinión de personas que mayoritariamente no viven en el Ensanche. En todo caso son los ciudadanos más directamente implicados los que habrían de manifestar sus inquietudes y preferencias.

¿Se les consultó acaso su opinión sobre el trazado del AVE por el centro de Barcelona, a pesar de la multitud de protestas? En esta ocasión no sólo se pide, si no que se “exige la participación como acto de ciudadanía". Si para dar carta de democracia se abre una consulta para un proyecto ¿por qué no para otros?

Muchas críticas se vienen manifestando. La primera, el ninguneo de la opción C que consiste en rechazar las dos propuestas A y B, y que no significa conformismo ni confusión como se pretende hacer creer, sino búsqueda de otras soluciones: metro, túnel subterráneo, mejor red de autobuses urbanos municipales de energía no contaminante. ¿Es acaso la compañia del Tram una empresa municipal? Por qué sólo se considera su opción? Para estudiar y decidir sobre las soluciones de actualización de nuestra Diagonal están los técnicos especializados, no los ciudadanos de a pié.

Muchas otras objeciones son las relativas al desbarajuste y congestión de todo el Ensanche. Otras a la repercusión medioambiental con la supresión temporal del arbolado hasta que el nuevo alcance la masa actual. También los juristas se cuestionan sobre la evaluación y garantías de la votación.

Y acabo preguntándome ¿Cuántas personas van a dedicarse a recorrer la pretendida rambla larguísima o el supuesto bulevar? Qué lejos quedan los tiempos de los años 50 o 60 cuando se acostumbraba a pasear los domingos por la mañana desde la iglesia de Pompeya hasta la actual plaza de Francesc Maciá, por la acera central de montaña o cuando algún grupo de estudiantes, al salir de la facultad, se daban cita en uno de los bancos de madera de la Diagonal, como al que solían acudir Oriol Regás y sus amigos con sus Montesas. Y aquellos de las “niñas” de la Diagonal como ironizaba Pedro Ruiz.