En la recta final de la fusión de Caja Duero y Caja España los movimientos por la Presidencia de la entidad resultante se multiplican. A pesar de la situación económica y las dificultades que entrañará presidir esa institución nadie se arredra ante ese cometido. Al contrario, a los nombres ya habituales desde hace algún tiempo, como Juan José Lucas, Alejandro Menéndez, José Rolando Álvarez, Santos Llamas, Fernando Becker o Isabel Carrasco, hay que unir a Isaías García Monje, actual vicepresidente de Caja Duero. No es que tenga muchas posibilidades, que casi no tiene ninguna, pero eso no quita que él, en más de círculo cercano, haya manifestado ese deseo, aún a sabiendas de las escasas posibilidades.
Isaías García Monje estaba muy desubicado desde que dejara de ser Delegado del Gobierno en Castilla y León, cargo que ejerció en la época aznarista, pero el relanzamiento que hizo de él Tomás Villanueva, consejero de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, elevándolo a los altares de Caja Duero en sustitución del áspero León de la Riva, le restituyó. Y con razón, porque Isaías García Monje siempre se ha ganado el buen trato. Ya instalado en la calle Zamora de Salamanca, Isaías García Monje rompió el tándem nefando Julio Fermoso/León de la Riva. Gracias a su trabajo Caja Duero no está en peores condiciones una vez llegada la riada de la crisis.
Isaías García Monje sabe que la presidencia de la “supercaja” le corresponde a Caja España, por lo que tiene un hándicap casi imposible de resolver. Pero pase lo que pase, el que también fuera Consejero de Agricultura con Juan José Lucas, seguirá estando en el círculo de poder de la futura y nueva Caja España.
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