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Tedeum en Luján

Tedeum en Luján

viernes 28 de mayo de 2010, 15:36h

Cuando la Presidencia de la Nación, eligió la Basílica de Luján para asistir al Tedeum, voces de diferentes ámbitos hablaron mucho sobre la elección.

Bien sabido es que las relaciones entre la cúpula de la Iglesia Católica Argentina y la Sra. Cristina Fernández de Kirchner, no son lo fluidas o tranquilas que debieran ser y a muchos el alejamiento de Buenos Aires les pareció una estratagema para poner tierra entre ella y el primado de Buenos Aires: Cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y vocero muy crítico del gobierno.

En ámbitos católicos se escuchó mucho el "tiene miedo a que le llamen la atención, sobre… (larga lista de temas de actualidad)" o un más moderado "no se va a arriesgar públicamente a  que le digan algo que no le conviene a su imagen". Más de uno (de ambos lados) habrá esperado que las cosas que se dijeran desde el altar provocaran un escándalo bien del "bicentenario", que diera pie a posteriores imputaciones, cargos, declaraciones, y otras yerbas.

Algunos operadores políticos especularon con la posibilidad de que las diferencias en el seno de la dirigencia eclesial católica, facilitaran una homilía tipo racconto histórico sin entrar en los temas que la Iglesia está exigiendo que se traten en los últimos tiempos. Teniendo en cuenta el marco de los festejos, con la presencia  de tanto periodismo extranjero, pensaban que no era adecuado salir a exponer masivamente desinteligencias y rispideces, que afectarían la imagen del gobierno y también la de la Iglesia.

Cualquier telespectador con algo de experiencia en la observación de los gestos y actitudes, pudo darse cuenta de la tensión que tenía la Presidente durante buena parte de la ceremonia.  El cuerpo y los ademanes nos venden a nuestro pesar y permiten que los demás hagan la lectura correspondiente. Recién después de que Monseñor Agustín Radrizzani, obispo de Luján-Mercedes, terminara su homilía y le cediera la palabra a los otros representantes de los credos más importantes de Argentina, recién entonces comenzó la distensión de la Jefa de Gobierno.

Monseñor Radrizzani habló concreto y moderado, dijo mucho de lo que los obispos han venido expresando en diferentes documentos, pero en ningún momento responsabilizó expresamente a nadie, pidió un diálogo "magnánimo y sereno". Ninguno de los temas de conflicto no apareció en su discurso, pero eso sí siempre enfocados desde la mirada positiva del cambio

En la invocación  final a María de Luján se podría resumir el espíritu de su homilía, en ella pidió: humildad, esperanza,  paciencia, hambre y sed de justicia, misericordia, corazón puro y el ser artesanos de la paz.
Las autoridades religiosas que tuvieron a continuación la palabra en el Te Deum destacaron especialmente: la deuda con los Pueblos Originarios, la defensa de la vida, el agradecimiento por la gratuidad de todo lo que este país tiene y la necesidad de mirar en los doscientos años para seguir construyen un país para todos, sin diferencias ni injusticias y con memoria.

Realmente los discursos de este ecumenismo del Te Deum en Luján, contribuyeron a mostrar a todos los argentinos un deseo compartido de forjar un modelo de hombre, de ciudadano: íntegro, conocedor de la trascendencia y pacífico.

A esta altura del Te Deum Cristina Fernández de Kirchner, había abandonado los nervios y sonreía gozosa. Después de todo y a pesar de todo, doscientos años nos tienen que servir para algo.

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