Día del niño ¿sólo el 1 de junio?

El calendario indica la celebración del día del niño el 1 de junio, pero no es justo que solamente ese día lo celebremos, lo correcto todos los días que Dios nos da la oportunidad de tenerlos, para mimarlos y expresarles en hechos esos hermosos sentimientos. ¿Es cierto que todos tenemos alma de niños? Es extraño volver nuestra mirada al pasado y asombrarnos por los pequeños detalles que nos brindó la vida: quiero mirar el cielo antes del atardecer y encontrar una estrella especial, sin preocuparme si es luminosa o producto de mi inspiración o si pronto termina el atardecer, y creer ingenuamente que el cielo está siendo quemado por el Sol... después, quiero acostarme sobre mi cama sin tener que preocuparme por nada más que el viento no me tumbe, y poder voltear hacia arriba y contar las estrellas una por una sin terminar, preguntándome si serán ellas y su querida Luna quienes me huyan, o si serán las nubes quienes se alejen hacia el Occidente para nunca regresar.

Extraño mirar mi novedoso reloj fruto del premio logrado en Taiwán. Quiero salir de mi casa y no maldecir si me atrapa la lluvia, porque sé que abriré inmediatamente la boca para tratar de saciar mi sed con esas gotas... porque así hacemos los niños... quiero estar feliz de llegar con la ropa empapada a mi casa... quiero jugar y jugar hasta que anochezca y terminar sudado sin importarme por despedir un mal olor... quiero durar horas en el baño hablando conmigo mismo, como lo hacía antes con mis juguetes de manufactura de mi querido pueblo de San Antonio y marca nacional, sin preocuparme por nada.

Necesito alejar mi pensamiento de los problemas económicos y sentimentales. Quisiera jugar canicas y ganar a todo mundo, para perder todo al siguiente día y que me importe un bledo, pues la ambición no es digna de los niños. Quiero comer dulces sin remordimiento de que se me piquen los dientes... quiero comer papitas con ají picante por el gusto de hacer caras y gestos divertidos. Quiero tener gracia para los demás... quiero sentir hormiguitas en el estómago cuando veo a esa niña llamada Deicy, y decir "es mi enamorada", sin que eso implique uno de tantos compromisos inútiles que hacen los adultos... quiero subir, quiero bajar, quiero reír, quiero gritar, quiero soñar, quiero correr, quiero jugar, quiero volar, quiero tenerle miedo a morir.

Nada más por eso. Quisiera mi inocencia de vuelta. Quisiera volver a ser niño como antes….como siempre.
gareza40@yahoo.es