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Aceitunas y funcionarios

Aceitunas y funcionarios

miércoles 02 de junio de 2010, 11:11h

A partir de ayer, los funcionarios públicos españoles  (una colectividad de más de 3 millones de personas) han comenzado a sufrir un recorte de sus salarios dentro de las medidas “anti-crisis” del Gobierno Zapatero.
    
Hablar de funcionarios.. genérica, globalmente, sin matices, puede producir imprecisiones e injusticias, porque en un grupo humano tan numeroso y tan plural en sus categorías y en sus tareas hace falta matizar.
    
Y es cierto que, en tiempos de crisis, un empleo seguro es una garantía de estabilidad, aunque el salario no sea alto, pero no es menos cierto que, entre los empleados públicos, también existe la precariedad, la contratación temporal, y distintos derechos para una misma función.
    
De estos asuntos hay que hablar con respeto y con precisión, sin caer en el tópico de considerar que todos los burócratas son unos “chupa-tintas” que se dedican a hacer la vida imposible a sus conciudadanos, ni en el incienso de que los mejores trabajadores, los más preparados y los más eficaces, están en la función pública. En fin, que ni la genial caricatura de Mariano José de Larra en su artículo “Vuelva usted mañana” ni la demagogia de que opositar a la función pública y lograr superar los exámenes equivale a subir el Everest sin oxígeno.
   
A los funcionarios españoles les ha tocado apretarse el cinturón, que es lo mismo que les ha ocurrido a millones de compatriotas, entre ellos a casi cinco millones de parados. Hoy los asuntos de la economía van cuesta arriba, y nunca volveremos a ser aquel país alegre y confiado en que se daban los duros a cuatro pesetas, en que se ataban los perros con longaniza, y en que los Bancos te venían a buscar a casa para darte el crédito que no necesitabas como quien vende abrigos en el desierto del Sáhara.
   
Dice el poeta Manuel Alcántara que la víscera más sensible del ser humano no es el corazón, sino la cartera… En el plan de ahorro de una compañía aérea estadounidense se decidió quitar una aceituna en cada plato que se servía a bordo del avión, y se comprobó que ese detalle insignificante resultaba muy beneficioso para la empresa. Y en este contexto de sacrificios y limitaciones, lo que se puede y se debe exigir es la ejemplaridad por parte de los altos cargos, de los políticos de las escoltas y de los coches oficiales. A los miembros del Gobierno se les baja el sueldo en un 15 por ciento, y a los chóferes ministeriales alrededor de un 5 por ciento. Si hacemos las cuentas, sabremos. quién ha salido ganando y quien ha salido perdiendo tras el “tijeretazo”. Porque en España hay muchas personas a quienes no se les puede quitar una aceituna de su plato porque, en el mejor de los casos, tienen una sola aceituna.

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