viernes 25 de junio de 2010, 22:31h
Hace un año el mundo quedó conmocionado con la noticia de la muerte de Michael Jackson, el “Rey del Pop”, que se aprestaba a regresar a los escenarios.
Pero su muerte vino envuelta en intrigas, drama y misterio. Se abrió una amplia investigación y en ella se descubrió que su médico de cabecera fue quien le habría administrado el medicamento mortal.
Su desaparición sacó a la luz sus múltiples problemas de salud y económicos, pero quizá lo que más llamó la atención fue conocer a sus hijos: Prince (Michael Jackson Jr.) de 13, Paris de 12 y Blanket de 8 años, menores que nadie había fotografiado, pues su padre siempre los protegió tanto que, incluso, se educaban en su mansión con maestros particulares.
Pero lo que más preocupó fueron las confirmaciones de la inminente quiebra financiera del ídolo, situación que ha cambiado con su fallecimiento, pues sus discos y productos son adquiridos masivamente por sus fans que quieren tener recuerdos de su legado musical.
Los herederos de su imperio fueron sus vástagos y su madre, a su padre y hermanos no les dejó nada; los menores podrán recibir el dinero a los 33 años de edad y su progenitora es su albacea.
Desde la muerte del “Rey del Pop” no se vislumbra, en el ámbito musical, un sucesor que pueda igualar su genialidad y talento.
Su temprana desaparición no solo dejó un vacío en su familia y amigos, sino que también nos mostró al hombre que sufría y luchaba por sus hijos, al excéntrico divo que derrochó una de las fortunas más cuantiosas de Estados Unidos, al artista que se entregaba en cuerpo y alma en el escenario. Nos demostró que no todo lo que brilla es oro.