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Unidos, cívicos y radicales

Unidos, cívicos y radicales

domingo 27 de junio de 2010, 01:07h

El 26 de junio de 1891, a menudo queda desdibujado en los múltiples hechos que marcan el surgimiento del radicalismo, tales como los primeros actos en el Frontón, la Revolución del Parque y los años de abstencionismo.

El lema Unión Cívica Radical se establece en esos días, y lo que es más importante, el Partido se perfila ese 26. Mucho se ha escrito y hablado acerca del primer partido organizado en la Argentina, más aún acerca del punto de quiebre que significó no sólo en la historia nacional sino también latinoamericana, pero a menudo repetimos Unión Cívica Radical sin reflexionar con profundidad qué representa esa sigla.

La unión en los primeros años ´90 del siglo XIX claramente hacía referencia a un punto de inflexión en la política argentina. Poner la unión ante todo fue hacer hincapié en el colectivo, en los valores de la solidaridad y la armonía de un grupo que comenzaba a escribir parte de la historia nacional.

Elegir reflejar el contenido Cívico en las siglas del partido que nacía también tenía un profundo sentido histórico. De valores cívicos carecía la Argentina conservadora: la ostentación y la prioridad dada a los intereses personales por sobre los nacionales, había dado lugar a una sociedad donde el contenido común había sido creado por y para unificar una minoría dirigente. La mayoría excluida, no representada, sentía extraña una conducción del Estado que lejos de integrar, arrinconaba los intentos de movilidad social.

La unión y el carácter cívico ya tenían entonces una historia, la gran incorporación de ese 26 es el radicalismo. Los radicales nacen ese 26 en oposición a los acuerdistas, que a espaldas del partido propiciaban llegar al poder con el apoyo de los líderes conservadores.

Decir Radicalismo entonces fue decir intransigencia, fue tomar un rumbo ideológico: llegamos para reformar profundamente una sociedad corrompida, injusta y exclusiva. El más rico de los tres valores resaltados en nuestra sigla es el que quedó como primer nombre, el que más nos identifica, el de la opción reformista, democrática, participativa.

Muy buena es esta oportunidad para repensar a la luz de la actualidad estos tres términos. Mirándonos hacia adentro, hay uno, la UNIÓN, que de manera urgen debe bañar a quienes militamos la causa radical, merece reflexión y decisión, con una historia a cuestas y con un desafío en la puerta, el sentido de unión debe ser fundamental, no sólo desde lo discursivo sino desde la construcción diaria.

Mirando a nuestra razón de ser, la sociedad, la lucha CÍVICA es una demanda actual y urgente, valores tales como la honestidad y la decencia están tan ausentes como necesarios son en la política nacional.

Finalmente el RADICALISMO hacia adentro del partido y hacia afuera de los comités es nuestra opción política. Como tal, hay que cultivarla, comunicarla y militarla. La Argentina de hoy necesita reformismo, necesita participación, necesita inclusión, necesita producción. La Argentina necesita Radicalismo, pero no cualquier radicalismo. Necesita un radicalismo completo, que refleje una forma cívica en los dichos y en los hechos; y, sobre todo, que sepa que sin unión no hay radicalismo.

Ernesto R. Sanz

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