A principios de este mes de junio, en una de sus últimas peroratas en cadena nacional, algo que últimamente se ha convertido en un evento casi rutinario dos veces al día, eso si, antes y después del mundial de futbol, porque hay que tenernos entretenidos, Chávez invocó a "la guerra económica contra la burguesía". Desde Valencia, en la planta de aceite comestible Diana rescatada por la revolución, aseguró, refiriéndose a Fedecámaras, Cavidea, Consecomercio y Polar, que "Ellos me declararon la guerra otra vez, yo la acepto". Hace apenas unos días volvió a tocar el tema en su programa "Aló Presidente" número 361, desde el complejo petrolífero José Antonio Anzoátegui, ratificando que actualmente estamos en "guerra económica". Pero no nos equivoquemos, no es él quien ha declarado la guerra, sino la burguesía parasitaria y apátrida que gobernó nuestro país durante cien años, la que lo hizo. Es decir, la propia oligarquía.
Sin embargo, la realidad nos enseña que el espíritu bélico del Comandante en Jefe tiene orígenes prerrevolucionarios, anteriores incluso a su primer gobierno. En estos once años, la guerra ha tenido diferentes frentes y enemigos. Primero fue el Congreso Nacional electo en 1998 al que se le declaró la guerra, hasta hacerlo desparecer en apenas seis meses. Tardamos un año en tener otro, lo que sin duda fue una buena muestra de que se podía gobernar sin parlamento, pues en verdad no hacia falta. Después vino la guerra contra PDVSA en la que el propio Chávez asumió un rol de general de campo, cuando con un pito despidió a su alta gerencia en cadena nacional televisada. La batalla contra los medios televisivos tiene ya varios años; el cierre de RCTV y el “estamos en guerra contra Globovision” son su saldo mas reciente. La guerra contra la oposición partidista y política ha sido permanente alimentada con frases como: “ni adecos ni copeyanos pueden regresar a Miraflores, ya que habría una guerra” o “que nadie se equivoque, esta revolución es pacífica, pero también es armada”.
Inventar una guerra a veces resulta mejor que la guerra misma, aunque no sea fría. En este sentido la guerra contra el imperio yanqui ha sido una constante en el gobierno de Chávez que Busch azuzó con sus dos periodos presidenciales y que Obama estimula con su “estrategia blanda”. Los frentes de batalla han sido aquí variados; contra la privatización petrolera que la PDVSA clasista venia tramando con el imperio o contra la presencia del imperio en América Latina a través del Plan Colombia, que produjo aquella célebre orden: “Señor ministro de defensa, muévame 10 batallones hacia la frontera con Colombia”. Ya en el 2007, con motivo del 186 Aniversario de la Batalla de Carabobo realizado en el Patio de Honor de la Academia Militar de Venezuela, Chávez dijo que “la guerra de resistencia es el arma con la cual estamos derrotando y derrotaremos la amenaza de la guerra imperial” de Estados Unidos.
El tema por lo demás, es inagotable en lo que a la lucha contra el imperialismo se refiere y a los distintos tipos de guerras a escenificar contra la “guerra global” del país del norte. “Guerra asimétrica" la cual ha estado presente en el discurso de Chávez desde los inicios de su gobierno, “guerra de resistencia”, “milicias populares”, “guerra de cuarta generación” que involucra tanto a civiles como a militares, o sea, a todo el pueblo. Y también “guerra externa” contra quienes tratan de impedir los avances sociales de la revolución, o mas bien, “guerra interna” contra quienes pretenden apoyarse en factores foráneos provenientes del imperialismo; e incluso, guerra continental o regional, si juzgamos por algunas de sus amenazas en el pasado: “una guerra contra este país no será sólo contra Venezuela" (8/11/ 2009). En fin, una lista para preocupar a cualquiera.
Yo, por lo pronto, voy a concentrarme en la “guerra mundial”, pero del futbol.
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