Golpe de estado en l aLiga

Notición inesperado hace unos meses e incluso unas semanas: El Real Madrid de Capello -quien ríe el último ríe mejor, pensará el técnico italiano- da un auténtico golpe de estado y es el nuevo líder desde este domingo. Aunque quizás sería mejor escribir que el Barça se ha hecho a sí mismo el harakiri, se ha dado a sí mismo ese golpe. Pero, obras son amores y no buenas razones: las matemáticas y sus puntuaciones no fallan y por méritos propios o deméritos ajenos, los blancos son líderes a falta de cuatro jornadas y sólo dependen de sí mismos.

La grandeza del fútbol son sus sorpresas, tanto en un partido como en un campeonato. no siempre gana el mejor o el que mejor juega; el estado de ánimo y la suerte (del campeón) también influyen. Una suerte que esta jornada se le negó a los de Frank Rijkaard, no sólo porque merecieron por oportunidades de gol ganar cómodamente el partido ante el Betis, sino también porque encajaron el gol del empate en el último minuto. Como en el último minuto Higuaín marcó para el Madrid el tanto de la victoria frete al Espanyol. Y en cuanto al estado de ánimo, ¿qué decir?

Pues que el Barcelona, tras el petardazo copero del jueves en Getafe, está bajo mínimos y el Madrid sobre máximos en esta cuestión. El caso es que con o sin justicia -las matemáticas no mienten-, con o sin juego brillante, con o sin aprovechamiento de la plantilla, no sólo el Madrid es líder por mejor 'goalveraje' particular con los blaugranas, sino que depende de sí mismo para apuntarse el título liguero. Y nos quedan cuatro jornadas empocionantísimas, en las que no hay que descartar tampoco al 'Supersevilla' -el que mejor juega del trío de aspirantes-, a sólo dos puntos de ambas.

La situación por abajo también se va aclarando, aunque Athletic, Levante y Betis aún peligran: el Nástic, tras perder con la Real Sociedad -cuyo estado de ánimo es como el del Madrid, casi eufórico-, está prácticamente descendido. Mientras que el Celta -vaya espejismo el fichaje de Stoichkov, que ganó el primer partido en el banquillo y ha perdido los otros tres- se hunde poco a poco y ya es penúltimo, y la Real de Lotina sueña aún con salvarse, algo tan descartado hace un par de meses como que el Madrid entonces pudiera ser líder ahora.

En cualquier caso, de cara a la emoción y el morbo, más vale un final de Liga así. Porque las dos anteriores fueron aburridísimas con el triunfo del Barça varias jornadas antes de la última. ¡Qué tiempos aquellos!, pensarán Rijkaard y el presidente Laporta, también responsables desde sus respectivos puestos en el banquillo y los despachos. ¡Qué tiempos estos! pensarán por el contrario en el Bernabéu. Pues eso, un poco más de tiempo, sólo cuatro semanas y todo habrá acabado: en tragedia para unos y en alegría para otros. Como la vida misma.