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David Villa no ha cambiado

David Villa no ha cambiado

lunes 05 de julio de 2010, 14:17h

Los vecinos de Tuilla, localidad de la cuenca minera asturiana del Nalón, y que tiene apenas mil habitantes, ya se han acostumbrado a los micrófonos, a las cámaras de televisión, a los fotógrafos. Tuilla es el pueblo en que nació y se crió David Villa, la indiscutible estrella de la selección española de fútbol y que, además, es una persona muy querida por todos, y a quien la fama y los éxitos no se le han subido a la cabeza. Siempre que puede, David Villa, junto a su mujer Patricia González (también asturiana y futbolista en su adolescencia en el equipo Santo Tomás de la Felguera), y a sus dos hijas, Zaida y Olaya, acuden a Tuilla a ver a sus familiares y a sus amigos, con los que se reúnen en el  bar “Carly”, donde tiene su sede desde hace años la peña de “El Guaje”. Guaje, que es una palabra de gran arraigo en las cuencas mineras, con la que se designaba al joven que entraba a trabajar en la mina como ayudante de los picadores y barrenistas.
   
Sabido es que el fútbol es un deporte colectivo y en el que los éxitos y los
fracasos son compartidos por los once jugadores, pero nunca faltan las figuras que destacan y que se convierten en “emblemáticas” dentro del equipo, y ahora le toca a David Villa ese papel de símbolo de la furia y la fuerza y los aciertos de “la Roja”. Y ni David Villa ni su mujer han cambiado sus hábitos o su carácter abierto y cordial. ”El Guaje” mantiene en su pueblo a los amigos de siempre, y Patricia se mantiene en un discreto segundo plano, y se aleja del estilo de otras esposas, compañeras o novias de los astros del planeta del balompié.

Y gracias a Villa, el “bar Carly” de Tuilla, Langreo, Asturias, se volverá a convertir pasado mañana, miércoles, durante el encuentro frente a Alemania, en la capital de la felicidad. “Villla, Villa…¡Villa Maravilla!”, y ojalá que sus botas de oro, junto con los esfuerzos de todos sus compañeros, nos lleven a la final del próximo domingo, y al triunfo en ese encuentro, y a que España se proclame campeona del mundo.

Pero hoy queremos subrayar la humildad y la discreción en su vida privada de este gran campeón, una humildad y una discreción y una cordialidad que comparte con otros grandes deportistas, como el tenista Rafa Nadal, que  ayer se proclamó, por segunda vez, campeón de Wimbledon. Enhorabuena a ambos, al “Guaje” y a Nadal, por sus triunfos, y también por ser como son.

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