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¡A la calle! ¿que ya es hora?

¡A la calle! ¿que ya es hora?

martes 06 de julio de 2010, 12:58h
Me ha llamado la atención de una especie de falacia que circula en muchos corrillos críticos con la realidad que vivimos. La tesis es: "Es falso que haya cuatro millones de parados en España (casi uno de ellos en Andalucía) porque de ser así la gente se hubiera echado a la calle en masa para protestar. Como la gente no se mueve, ergo existe una importante tasa de economía sumergida que se escapa a todo control". El silogismo es un sofisma erróneo porque falla una de sus premisas, la segunda. Creo que es cierto que hay cuatro millones de parados y casi un millón en Andalucía. Solo basta echar un vistazo a tu alrededor y comprobar como familiares, amigos y conocidos están apuntados a las listas del INEM. Pero la tesis de que esa alta tasa de paro obligaría a los ciudadanos (y ciudadanas) a lanzarse a la calle en señal de protesta es absolutamente falsa. Aquí los ciudadanos (y ciudadanas) normales, aunque estén en el paro, no salen, no salimos a protestar. Nos buscamos la vida como buenamente podemos, tiramos de nuestros ahorros y restringimos los gastos en espera de que pase este mal trago que, como dice el refrán español "no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista".

Si tiramos de hemeroteca podemos comprobar que en Sevilla, la capital de Andalucía, donde la tasa de paro supera el 25 por ciento, las últimas manifestaciones masivas han sido contra ETA por el asesinato de Alberto Jiménez-Becerril y su esposa Ascensión García, por el descenso burocrático a Segunda División del Sevilla y para pedir la dimisión de Manuel Ruiz de Lopera al frente del Betis. Y pare usted de contar. Aquí hasta sería posible convocar en la calle a un millón de personas si el Gobierno promoviera una Semana Santa laica, si el arzobispo disolviera las cofradías o si alguien de más allá de Despeñaperros se metiera con la Macarena, la Esperanza de Triana o el Gran Poder, y, por supuesto, todos a la calle para celebrarlo si a la Selección Española le da por ganar el Mundial del Fútbol de Sudáfrica, pero lo demás, por muy grave que sea la situación, por mucho que nos afecte a casi todos, por más ruína que nos venga encima, no mueve ni a los negros de los semáforos. Todo el mundo está encantado de conocerse y aguanta lo que le echen encerradito en su casa. Y si como muestra vale un botón, sólo tienen que ver la de movilizaciones de vecinos y comerciantes que han provocado las horribles Setas de la Encarnación o el "cierre" al tráfico del Centro Histórico de Sevilla. Ni una. Sólo algunas protestas aisladas e indignación soterrada entre los "intelectuales carcas" contra el alcalde Sánchez Monteseirín que, total, como tiene los días contados...

Uno de mis lectores habituales y gran colaborador de esta página desde sus apostillas ácidas y críticas suele acabar sus comentarios con la frase "dígame cuál es mi barricada". Yo le lanzo un reto. Su barricada es casi la misma que la mía, la de la protesta de salón y corrillo (al fin y al cabo la mía va algo más allá con éste y otros artículos de denuncia) porque no estamos afiliados a un sindicato de los llamados de clase o a un partido progresista que nos movilice un día sí y otro también con banderita, pancarta, autobús y bocadillo. Por eso sigo pensando que la única forma de cambiar las cosas no es lanzarse a la calle sino que sucede cada cuatro años a la hora de acudir a las urnas. Mientras tanto, las barricadas sólo quedan en la memoria de aquel Mayo del 68 o al recordar aquel "España en marcha" de Gabriel Celaya que decía: "¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo. No reniego de mi origen, pero digo que seremos mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo. Españoles con futuro y españoles que, por serlo, aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.". Es lo que hay. Y en septiembre, cuando pase el veraneo y el "cerrado por vacaciones" y vuelvan las vacas flacas y el llanto y crujir de dientes, tendremos la oportunidad de demostrarlo sin esperar la pseudo huelga general de finales de mes organizada por los paniaguados Méndez y Toxo. A esas barricadas me niego a ir.
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