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Síndrome de Korsakoff

Síndrome de Korsakoff

domingo 11 de julio de 2010, 19:54h

Hace mucho, pero mucho tiempo, que vengo diciendo que debemos leer, y leer en serio, Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift. Este libro, escrito hace más de doscientos cincuenta años, tiene la vigencia que sólo la literatura clásica puede ostentar. En él vemos humor, sentimos la crítica a los políticos, la visión de la hipocresía que se ejerce desde el Poder, la corrupción desenfadada. Las instituciones de su época declararon loco a Swift. Mucho tiempo después deformaron tanto su libro hasta convencer a la humanidad - fácilmente dispuesta a dejarse embaucar - que era un libro para niños, un libro de literatura infantil. Casi, casi como El gato con botas. O Alicia en el país de las maravillas, que por supuesto lleva otra categoría. Pero el Poder deforma todo. Y la plebe aplaude, grita y se enardece. Y los intelectuales buscan el calor oficial. Lo sabemos, la inmensa mayoría nació sin columna vertebral. Lo vemos en estos días muy cerca nuestro, muy cerca de los otros.

Las conductas de los "seres normales" son un espejo;  se manifiestan y viven en una supuesta autoignorancia de lo que son o de lo que hacen. La supuesta inocencia del pueblo queda encadenada a la culpa, crea la máscara de la culpa en sus mitos, en sus líderes. De allí los gobiernos populistas, los gobiernos militaristas o corporativos. O aquellos que supuestamente se disfrazan de izquierdistas o progresistas. Son estrategias miserables como apreciamos en los yahoos o en los houyhnhnms. En fin, desde los años primitivos se buscó siempre una manera aparente de conjurar lo desconocido mediante la figura del monstruo. Y frente a eso lo verdaderamente infernal: lo reaccionario, lo fascista de izquierda o de derecha, el racismo. Como señaló Severo: "fui todo, nada vale la pena". (Ominia fui, nihil expedit).

Ahora surgió en la humanidad un nuevo tema: el sexting. Preocupa a los padres, a los docentes, a los sacerdotes y a los empresarios. Preocupa a los formadores de una sociedad, a los que la sostienen. Preocupa a políticos, sindicalistas, embajadores, periodistas y otras yerbas. Preocupa a los que forman parte del sistema. El sexting (conjunción de palabras inglesas) es el exhibicionismo online. Sex y texting, sexo y envío de textos. Los adolescentes se muestran por arriba y por debajo de manera vergonzante, procaz y hasta pornográfica. ¿Qué les da el mundo?, preguntamos. ¿Qué le ofrece? Sí, por supuesto, querido lector. Hay gente como usted y como yo que somos honorables y pensamos en otras cosas: la inteligencia, lo moral, lo científico, el arte, la solidaridad, la injusticia social, el hambre, la guerra, los campos de concentración, las prostitutas, el cartel de las drogas...la lista es inmensa. Pero eso es entre pocos, entre unos pocos como ustedes y el que esto escribe. (Supongo que descubrió la ironía, quiero suponerlo).

Pues bien creo haber descubierto que la sociedad, la mía y la suya, sufre de una enfermedad básica. De allí los humores, las deformaciones sociales y políticas. Desde justificar perder partidos de fútbol hasta levantar banderas irracionales de libertad o de revolución. Una enfermedad que se vincula con la oratoria impiadosa y sabelotodo hasta   negociados impensados.  Como en Rebelión en la granja, por ejemplo. O prohibir la literatura de Cabrera Infante o la poesía de Pablo Neruda. La imbecilidad, la tozudez y la ortodoxia van de la mano. He aquí lo que les traigo para que vean y compartan. Compartan con otros la lectura, quiero decir. No pretendo que estén de acuerdo. La humanidad sufre del síndrome de Korsakoff. Desde Adán y Eva, y desde antes. Les transcribo lo más significativo de un diccionario médico. Y nos vemos, por supuesto. Pelota desinflada de por medio. Entre el cerebelo y lo escatológico.

  El síndrome de Korsakoff se presenta con síntomas graves de amnesia anterógrada y amnesia retrógrada, así como variedad de problemas sensoriales y motores, confusión extrema, cambios en la personalidad y riesgo de muerte debido a problemas cardíacos, de hígado o gastrointestinales.Los enfermos de Korsakoff sufren amnesia anterógrada para recuerdos explícitos (no implícitos o procedimentales). En las primeras fases, las lagunas pueden ser rellenadas y pasar inadvertidas incluso para quienes la padecen. A medida que avanza la enfermedad, también se produce amnesia retrógrada, que en casos graves puede abarcar incluso extensos episodios de la vida del paciente.

Estos síntomas son causados por daño en los cuerpos mamilares del hipotálamo y otras áreas del cerebro debido a un déficit de tiamina (vitamina B1). En casos excepcionales, el daño se ha encontrado en los núcleos mediodorsales del tálamo.

El síntoma principal de esta enfermedad es la imposibilidad de fijar un recuerdo, no reconocen al médico que los ve todos los días ni a los enfermeros.

En cambio, la memoria de hechos afectivos del pasado permanece a veces intacta, o bien contaminada por fabulaciones y falsedades que no respetan una secuencia cronológica.

En algunos casos el deterioro de la memoria es muy grande, y es bastante común la desorientación espacial que les impide recordar un recorrido o proyectar un trayecto.

El agravamiento de la confusión y de la desorientación los lleva a un modo de pensamiento similar al delirio onírico, denominado fabulación.La fabulación es un discurso compuesto por fragmentos de hechos sin orden ni coherencia, procedentes de distintas fuentes del pasado, y parece ser un mecanismo compensador de la amnesia.

Estas fabulaciones pueden surgir frente a cualquier pregunta que le hacen al paciente, que funciona como un disparador.

El estado afectivo puede manifestar cierta euforia infantil y algún distanciamiento y en cuanto al estado general puede haber adelgazamiento, astenia, e insuficiencia hepática.

 Carlos Penelas
Buenos Aires, 10 de julio de 2010

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