www.diariocritico.com
¡Súbete, si puedes!

¡Súbete, si puedes!

viernes 18 de mayo de 2007, 03:15h
¡¡Súbete al Transantiago!! era el slogan que utilizaba Iván Zamorano en enero de este año, junto a otros promotores, durante la masiva campaña de este ansiado sistema de transportes, que nos vendría a entregar, supuestamente, un servicio de primera calidad.

En ese momento nadie imaginaba que este proyecto se transformaría en el principal dolor de cabeza del Gobierno y de la mayoría de los santiaguinos: micros repletas de pasajeros, ancianos hacinados en medio de inmensas multitudes, paraderos colapsados, protestas en distintos sectores de la ciudad y las cifras más altas de pasajeros por metro cuadrado en la historia del Metro.

Si bien el antiguo sistema de buses amarillos también presentó problemas de diseño y evidentes tratos inhumanos con sus choferes, pues debían cubrir extensos recorridos, a cambio, principalmente, de la comisión por boleto cortado, este nuevo plan modificó esas deficiencias, haciendo recorridos más cortos, garantizando un sueldo fijo para los conductores y modernizando las máquinas.

Sin embargo, han pasado más de tres meses desde su puesta en acción y sus resultados no han sido los esperados. Los errores que ha cometido el gobierno han sido de ‘peso’. Por ejemplo, permitir que Manuel Navarrete, empresario procesado por la Ley de Seguridad Interior del Estado, tras ejecutar un paro de la locomoción colectiva para boicotear al Transantiago, postulara nuevamente y ganara una licitación.

Y hay muchos más. Tal vez lo más grave fue haber iniciado el Transantiago sin tener las vías urbanas terminadas. Los grandes autobuses nuevos, que reemplazaron a las vetustas micros –en realidad camiones enchulados- no tienen por dónde circular expedita y velozmente. No estaban ni están listos los paraderos ni tampoco la señalización obligatoria. No se verificó al detalle si efectivamente las máquinas existentes darían abasto a las necesidades de transporte de la población.

¿Quién aconsejó poner en vigencia el plan? Muchos dicen que el ministro de Hacienda, quien argumentó ante la Presidenta el costo de 250 millones de dólares por multas que tendría que pagar el Estado a las empresas privadas si no se partía el 10 de febrero. A estas alturas se constata que el gasto puede ser el mismo o más alto. Pero el impacto político del gasto en ese momento habría sido un festival para la oposición.

Huracán de incongruencias

Sin duda, quienes no pueden quedar fuera de este torbellino es el grupo de empresarios que ha estado al volante del Transantiago. Sus gravísimos y reiterados incumplimientos de las cláusulas de los contratos han incrementado, en mayor porcentaje, los fatídicos problemas. Cabe mencionar, sólo a título de ejemplo, que un alto número de terminales no cuentan con las condiciones adecuadas para el descanso de los conductores.

Mientras los paraderos están atestados de pasajeros que aguardan el respectivo vehículo, hemos asistido al triste espectáculo de ver los buses detenidos en los terminales, sin la más mínima intención de hacerlos circular. Pareciera, incluso, que hay un propósito deliberado de boicotear el sistema, tal vez en parte porque los contratos fueron mal hechos.

En los horarios valle, la frecuencia que debería ser de tres, cinco a diez minutos, se transforman en esperas de más de una hora. Esto afecta directamente a los usuarios, ya que si antiguamente uno esperaba asientos disponibles a la hora de abordar un bus, actualmente la expectativa se ha transformado en encontrar un autobús y, si se tiene suerte, sólo un mínimo espacio donde instalarse.

A tal extremo llega este caos que, como usuaria frecuente, me he encontrado con situaciones aberrantes: he visto a hombres y mujeres arriesgando su vida con tal de llegar a sus destinos. El otro día, afortunadamente, logré subir a una micro y ahí, aprisionada entre la turba de personas, que en cada parada, más me empujaban contra la ventana, pude ver la osadía de un joven que sólo para que el chofer le parara, se situaba delante de la micro, arriesgando a que lo atropellaran.

Luego de esta alarmante situación, me pregunté: y si es tan difícil movilizarse para una persona físicamente saludable, ¿dónde dejó el Transantiago a los discapacitados, a la tercera edad, a los hipertensos, a las embarazadas, entre otros? Solamente los buses troncales cuentan con infraestructura especializada para este grupo de ciudadanos, pero el colapso hace imposible el acceso para la mayoría de ellos.

Más aún, si nos ponemos a pensar que 750 mil personas de la capital corresponden al grupo de los discapacitados, según la Fundación Nacional de Discapacitados (FND).  Una cifra no menor, a la cual hay que sumarle todos aquellos ciudadanos que, por distintos motivos, se ven complicados para adaptarse al nuevo transporte.

En definitiva, una situación que ha ido de mal en peor, lo cual me hace pensar que este sistema capitalino es una verdadera paradoja, ya que lo que alguna vez se expresó como un ¡¡Súbete al Transantiago!!, hoy se transformó en un ¡¡Súbete si es que puedes!!.

Karina Espinoza S.
Periodista
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios