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Tres días en Berlín

viernes 18 de mayo de 2007, 12:03h

Desde el domingo al martes he estado en Berlín asistiendo a la 37 reunión de la Cosac. La Cosac es la reunión del conjunto de parlamentos democráticos de la Unión Europea.

A este tipo de reuniones asisten fundamentalmente los componentes de las comisiones parlamentarias que siguen las relaciones con la Unión Europea.

Berlín estaba precioso. Buen tiempo, dinámico, nuevo, remozado y con ganas. La primera vez que fui a esta ciudad fue en 1975.Todavía vivía Franco y la Democracia Cristiana nos organizó al lado del Muro unas jornadas diciéndonos que tuviéramos cuidado con lo que era el comunismo. Asistimos, entre otros, Kepa Sodupe, Gorka Aguirre, Mikel Isasi, Garagarza, Joseba Goikoetxea, Ramón Sota, un sindicalista de Ela de Galdakao. Volví en 1978.Recuerdo perfectamente una reunión en el viejo Reichstag que servía únicamente para exposiciones. El Muro lo partía dejando la casa, que fue de Goering, en el otro lado. Allí Helmunt Khol nos habló del derecho de autodeterminación. Acudimos Arzalluz, Garaikoetxea, Olabarri y yo. Javier Ruperez se nos acercó pues quería que la CDU les reconociera.

Posteriormente he estado en otras ocasiones y, la última, este fin de semana, donde las reuniones se han celebrado en el Bundestag, el viejo Reichstag, remozado y con un salón de plenos espectacular. Bajo la cúpula de Foster, donde arriba subía la gente, y, bajo la vigilancia de un águila inmensa, durante dos días hemos hablado fundamentalmente de lo que a los alemanes les interesa que son las relaciones con los países del este, las relaciones con Rusia, el cambio climático, el control de la subsidiariedad y de la proporcionalidad.

Los parlamentos europeos tenemos un inmenso reto. Toda la legislación que se aprueba y la forma como ésta se aprueba nos repercute en este momento siendo incapaces de darle seguimiento yde eso se habló y mucho.

Nos visitó Angela Merkel. La Cancillería está al lado. Me defraudó que no quisiera someterse al interrogatorio de los allí presentes como sucede en estas conferencias y como ha ocurrido en el pasado. Habló por espacio de veinte minutos, dijo una serie de generalidades, no se metió en honduras, nos sacamos una foto con ella y se fue. Los 240 participantes de toda Europa nos quedamos con las ganas. Las 22 cabinas de traducción simultánea, que se dice pronto, enmudecieron. Merkel nos habló de la celebración del 50 aniversario del tratado en Berlín, de su trabajo por la paz con libertad, de la persona como punto central de su acción. Nos habló del Sarre y de los nuevos retos europeos como el del control de la energía casi como en los inicios de la construcción europea con el carbón y el acero. Estuvo muy amable con los representantes de Croacia y Macedonia que allí estaban como observadores y me quedé con la copla de que uno de sus retos es que todos los países europeos apuesten por dedicar el 3% de su PIB a innovación, creatividad e investigación. "Europa debe ser el continente de las Ideas” dijo enfática, hablando sin papeles.

También apuntó la idea de que había que reducir la burocracia y los procedimientos.

Y se fue. Al parecer, como al día siguiente tenía que recibir a Sarkozy en su casa y apuesta por tener una buena relación con el nuevo presidente francés, no quiso que una palabra de más le estropeara el guión, y, eso hizo, que nos despachara con esos veinte minutos de consolación. Como siempre, el Parlamento en segundo lugar.

De todas maneras hay una queja común a la presidencia alemana y es el hermetismo de su presidencia. Confiemos que la nueva presidencia Europea que corresponde a Portugal y luego a Eslovenia, sea más democrática.

Nos visitaron como premio de consolación, los secretarios de estado de exteriores, de medio ambiente y la Comisaria y Vicepresidenta de la Comisión Margaret Allstrom. Aprobamos una resolución en donde lo más llamativo fue pedir que se convoque una conferencia intergubernamental para el segundo semestre del año con un mandato claro de calendario que permita abordar la salvaguarda de la sustancia y los objetivos establecidos en el tratado constitucional europeo.

Como cosas misceláneas decir que me pegué una escapada por la Unter den Linden que había conocido bajo la RDA y esto hoy, no tiene ni color. Gente en la calle, museos, limpieza, comercios, vida. Una noche, al entrar a tomar un capuchino en el famoso hotel Adlon, unas cacatúas españolas, con pinta del PP, al verme exclamaron: “Lo que nos faltaba por ver”. Y es que Berlín estaba lleno de españoles celebrando el puente de San Isidro.

Pero daba la casualidad que la ideología de las citadas damas, y la de los “salvadores” comunistas habían llevado mugre y tristeza a una gran ciudad que vive momentos de gran esplendor.

Tengo que decir en honor del Bundestag alemán que la organización fue perfecta en cuanto a las formalidades. El último día nos llevaron a comer a la sede del gran edificio que tiene el lander de Waden Wurtemberg en el bosque de Tier- Garten una especie de embajada que posee este land ante la federación y que es la envidia de propios y extraños. Y es que en Alemania, los land tienen un peso específico muy notable. De hecho, en estas reuniones europeas empiezan a sonar voces reivindicando el que se escuche la opinión de las regiones, los lands y las naciones sin estado.

En la delegación británica, un diputado laborista levantó la voz y, habló, en. nombre de Escocia. Es la primera vez que veía y presenciaba esta irrupción a favor de una nación sin estado.

Sin embargo los españoles hablan mucho del estado compuesto y asimétrico de las autonomías pero siguen con un encorsetado discurso centralista propio de la España de Felipe II.

Además del presidente del parlamento alemán o Bundestang, nuestro anfitrión fue el presidente de la Comisión Europea del Bundestang Mattias Wissmann, un parlamentario autoritario que no tuvo la menor mano izquierda para casi nada. Quisimos introducir una mención al Mediterraneo y la rechazó de mala manera. Solo le interesaba sacar adelante lo que le interesaba a Alemania, es decir, el centro de Europa. Y eso que nos dijo que más del 50% de la legislación europea influye en la legislación alemana.

Lo que si es notable por parte alemana y que España ni se lo plantea es el seguimiento que el Bundestang hace de todo lo que ocurre en la capital comunitaria. Nos dijeron que el Bundestang tiene destacadas diez personas en Bruselas para hacer un seguimiento exhaustivo de todo lo que les puede afectar desde que nace cualquier propuesta y se plasma en el libro verde. Epaña no tiene absolutamente a nadie.

Otro de los comentarios alemanes ante la preocupación que tienen por Rusia es que este país solo tiene cien becas para que estudiantes rusos lo hagan en Europa y uno de los planes que se proponen es tratar de aprobar un gran plan destinado a este país para que los jóvenes rusos abran su mentalidad a lo que es Europa. No está mal. Puede ser una inversión excelente.

Finalmente me gustó el rechazo que hay ante el exceso de burocracia y sobre la sobre regulación existente sobre casi todo. Tanto la Canciller como muchos de los intervinientes destacaron esto y abogaron por reducir esta carga.

Finalmente aprobamos financiar una secretaría mínima de la Cosac que funciona ahora con mucho voluntarismo cuando se impone más que nunca, una mayor relación entre el Parlamento europeo, los parlamentos estatales y los llamados regionales, que de momento no son tenidos en cuenta en este tipo de reuniones. Me quedo pues con la imagen de un Berlín pujante a pesar de la decepción que me ha producido la prepotencia alemana a la hora de imponer siempre sus criterios. Que yo sepa no estamos en el cuarto Reich. ¿O si?

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