La vicepresidenta dio un giro al tranquilo transcurso de la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros cuando respondió de manera solemne a una pregunta sobre la última polémica surgida en la campaña electoral: la velada acusación de
Miguel Sebastián, candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid, contra
Gallardón.
Decimos 'velada acusación' porque el ex director de la Oficina Económica del Gobierno sólo ha querido presentar esta ofensiva como una petición de que el alcalde de la capital aclare sus posibles relaciones con una imputada en el caso 'operación Malaya', la trama marbellí de corrupción urbanística.
De la Vega fue tajante, aunque primero quiso decir que no quería inmiscuirse.
“No tengo la más mínima duda de la honestidad, buen hacer y respeto a los demás candidatos de Miguel Sebastián, ninguna”, dijo. Y tan solemne quiso que fueran sus palabras que terminó metiéndose en un lío cuando añadió que
“en democracia, los gobernantes tienen la obligación de responder siempre. Cuando se les acusa, que no es el caso, y cuando se les pregunta, que sí es el caso, siempre”.
Al pronunciar estas palabras, el run-run y la tensión entre la prensa allí presente se hicieron notorios y uno de los presentes aprovechó para rescatar una pregunta a la que la vicepresidenta respondió de pasada y sin mojarse en demasía. En concreto, la pregunta intentaba conocer la posición del Gobierno sobre la publicación en el diario abertzale
Gara de que se habrían producido hasta 25 reuniones entre PSOE y Batasuna y que de ellas podían haber salido acuerdos de cara al proceso de paz.
Entonces el boomerang le dio en la cara, de regreso, a la vicepresidenta, a quien la preguntaron con sorna si como gobernante, iba a responder, porque era pues su obligación. De la Vega, manteniendo el tipo, se limitó a no entrar al trapo y responder la respuesta anterior, aunque en un tono más severo: no habla de partidos ilegalizados y las noticias que pudieran salir de su entorno.
Así fue como el Gobierno pasa de largo sobre esta información tan polémica aparecida en
Gara y que rescata de nuevo los rumores sobre posibles acuerdos durante el proceso de paz vasco.