Sarkozy lo hizo, Bayrou lo soñó
viernes 18 de mayo de 2007, 17:50h
Tal como se habia filtrado el nuevo gobierno formado por el presidente Nicolas Sarkozy con Francois Fillon como primer ministro tiene quince miembros: ocho hombres y siete mujeres. « Apertura, paridad y eficacia » eran las exigencias definidas por Sarkozy para su ejecutivo. Las dos primeras las ha cumplido, la tercera queda ahora por demostrar.
Hay que reconocerle al nuevo presidente francés su capacidad para hacer como la omnipresente publicidad : « reconciliar lo inconciliable ». Ya lo decia su eslogan « Todo es posible ». 53 % de los franceses se lo han creido. Los anuncios en la televisión nos venden la idea de adelgazar comiendo, o de seguir siendo joven a pesar de la edad, Sarkozy como buen malabarista de la política ha conseguido lo que hace unas semanas parecia imposible. La apertura de su gobierno al centro y a la izquierda, después de una campaña electoral organizada para recoger el voto de la extrema derecha.
Francois Bayrou lo habia soñado e hizo su campaña electoral sobre el tema de reunir derecha e izquierda mas allá de las fronteras habituales entre ambos campos. Nicolas Sarkozy lo ha hecho, pero a su manera : arrastrando tras su victoria a cierto número de tránsfugas del campo adverso. Con la propaganda o publicidad de su campaña electoral Sarkozy dió de si mismo la imagen de un cacique de derechas autoritario que supo atraer los votos ultraderechistas sobre los temas de la emigración y la seguridad. Pero inmediatamente después de haber sido elegido presidente procedió a una verdadera metamorfosis como « Presidente de todos los franceses ».
Olvidado el tiempo en que desde la tribuna electoral acusaba al centro y a la izquierda de tomar partido por los delincuentes contra el orden establecido. Ahora se trata de reunir a todos bajo su manto monárquico presidencial y para ello no ha escatimado en medios para atraer a su gobierno a personalidades del centro y de la izquierda. Sarkozy quiere así hacer olvidar a los franceses la caricatura de si mismo que él contribuyó a crear en su campaña, transformandose por arte de magia en hombre de apertura, que desde el primer momento ha dado un nueva imagen a su función presidencial.
El golpe de gracia lo ha dado el nuevo presidente con la entrada en el gobierno como ministro de asuntos exteriores del ex socialista Bernard Kouchner, que una semana antes defendia todavia los colores de Segolene Royal. Tránsfugas que cambian de chaqueta hay a menudo en el mundo político, pero el caso Kouchner es particularmente grave y significativo de la crisis que atraviesa el Partido Socialista Francés tras la derrota electoral. Sabiendo que la constitución de la quinta república otorga plenos poderes al Jefe del Estado en materia de política exterior, cabe preguntarse cual será el margen de Bernard Kouchner en su acción diplomática.
Sarkozy ha reconciliado bajo su poder a sus fieles lugartenientes, con los centristas, los chiraquianos, representantes de la sociedad civil, ex Mitterrandistas, y algun tránsfuga socialista. No cabe duda de que el poder tiene un extraña y malsana fuerza de atracción.
Un nuevo estilo presidencial se ha instalado en el Eliseo y su gobierno en Matignon –la Moncloa francesa-. Un Sarkozy deportivo, haciendo su yoging cotidiano antes de entrar en el Palacio y sus imágenes en familia, son el mensaje que el jefe del estado envia a la opinión para mostrar un rejuvenecimiento de la función presidencial. Un Presidente capitán de ese equipo de quince ministros , dispuesto a avanzar con pragmatismo en el programa de sus reformas anunciadas. Por sus actos los conoceremos.