Manifestación popular en Quito en defensa de democracia

Niños, jóvenes y madres se unen a una manifestación que hace años no lo hubieran hecho en Quito, Ecuador. “Este tema se resuelve ahora en las calles”, comenta teléfono en una mano y piedra en la otra Pedro Paez, quien en 2007 fue ministro coordinador de Política Económica de Ecuador. El gobierno de Rafael Correa, dice, prevalecerá “con la voluntad” de los ciudadanos.

Afuera del hospital donde se encuentra retenido el presidente ecuatoriano Rafael Correa, después del ataque con gases lacrimógenos que sufrió esta mañana, las piedras no dejan de caer sobre los policías. “Los muchachos están tomando unas piedras, corren y toman posiciones hasta que los policías se queden sin que usar”, narra el ex funcionario público.

Entre los espacios de silencio de la entrevista se cuelan voces que dan órdenes poco claras. La voz de Paez regresa al teléfono con cierta emoción: “Me siento muy orgulloso de la gente de Quito. No conozco lo que sucede en el país pero tengo entendido de que el grueso de la insurrección está aquí y aquí hemos salido todos, hasta madres y niños”.

Esta mañana, la policía nacional ecuatoriana se sublevó en contra de la Presidencia, en reclamo por el veto de Correa a una ley de servicios públicos que contemplaba mayores compensaciones económicas para los uniformados.

Pese a que el Ejército ecuatoriano reiteró su apoyo al presidente, no ha habido acción del mismo. “Tengo entendidoque el Presidente ha dado disposiciones de mantener la paz a toda costa en un proceso de negociación pacífico”, opina el ex funcionario.

Paez aún no sabe de números. El impacto económico que pueda tener esta insurrección no se calcula hasta ver sus consecuencias. Sin embargo, destaca la acción de los bancos que al ver lo que sucedía cerraron puertas y evitaron saqueos.

No fue una cuestión espontánea, afirma. “Este gobierno hizo una policía de verdad y se les dio la confianza. Ahora la policía usa las armas, que deberían ser para proteger a la gente, para resolver una disputa presupuestaria mínima y crear una situación golpista”, agrega.

En la mitad de la entrevista se detiene y distrae. Pregunta la hora y se da cuenta de que lleva más de siete horas en la calle defendiendo una democracia que le ha costado a Ecuador esfuerzo mantener con ocho presidentes en apenas 13 años.

Regresa al teléfono y aclara que no hay condiciones para un golpe de Estado. “Yo creo que a medida que se asiente la polvareda se va a ubicar el hecho. Las condiciones externas e internas son favorables para la democracia”, finaliza, para de acuerdo a él, regresar a la trinchera.