Baños de hisopo papal

Es curiosa la obsesión repentina de muchos de nuestros políticos por hacerse la foto con el Papa. Son los mismos que propugnan el laicismo y  que practican la descristianización de España, no desde un punto de vista sólo religioso sino de costumbres.

¿A qué viene esta neura por ocupar un lugar de privilegio a la vera de Benedicto XVI cuando venga a Barcelona? Se podría entender desde un punto de vista de protocolo o de obligación institucional, pero una visita pastoral escapa a ese deber. Entonces... Vienen elecciones y el catolicismo en España es aún hoy un granero de votos al que conviene no provocar. Más allá de polémicas estériles de esas que sabe incendiar Zapatero, lo cierto es que la iglesia y el Gobierno comparten un régimen de conllevancia que les aconseja suma prudencia. La visita del Papa a España el 6 y 7 de noviembre parece ser la ocasión de algunos para sumergirse en un baño de hisopo.

Aquí se produce un hecho no habitual en el resto de países desarrollados. Cualquier encuentro, sea económico, cultural y por lo que se ve incluso eclesial, debe contar con una cuota de participación política. Hace unos días me sorprendía al ver una fotografía de un encuentro empresarial en sant Benet, en cuya mesa sobresalían Felipe González, Jordi Pujol, Javier Solana, Enrique Iglesias... y Mar Serna. Sin ánimo de desmerecer ni desconsiderar a la consellera de Treball, ¿qué argumentos intelectuales o ideológicos podía argumentar la señora Serna ante semejante cuadro de líderes? Pues seguro que la consellera estaba en la mesa porque tocaba, por cuota, porque en este país hay que poner a un conseller a la mesa, se hable de lo que se hable.

Vuelvo al punto de partida, a eso que defino de baño de hisopo. Se celebra estos días en Barcelona una reunión de la Comunitat de san Egidio, que desde el encuentro de Asís propaga el mensaje de paz y de diálogo interreligioso. Pues bien, sea por cortesía o porque toca, entre los asistentes están el presidente Montilla y el alcalde Hereu, no conocidos precisamente por sus inquietudes religiosas.¿Han participado en alguno de los veinticuatro encuentros anuales anteriores? No. Lo que les lleva a acercarse a san Egidio es la cortesía de la ciudad anfitriona y aquello que decía un familiar mío: "de misas y de sopas, lo mismo da muchas que pocas". Por si acaso, que se acercan elecciones para uno y otro.