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Tonterías sublimes

jueves 30 de noviembre de 2006, 12:10h

Desconozco si hay algún concurso para el que haga, sugiera, proponga o permita la mayor tontería, pero están proliferando como si fuera una epidemia. A lo mejor lo es. Podríamos establecer categorías: tonterías sublimes, estúpidas, ridículas..., lo que quieran. Todos ustedes han podido seguir con detalle la historia del colegio Hilarión Giménez de Zaragoza, -pobre Hilarión, fuese quien fuese- donde se ha suprimido un festival de villancicos “por razones organizativas y de espacio”, aunque dos tercios de los padres dicen que es en defensa de la laicidad. Al parecer, la consejera de Educación ha dicho que, como la decisión no contraviene las leyes, no puede hacer nada. Algunos han llegado a celebrar una primera comunión laica, así que unas Navidades laicas, una Nochebuena laica –al fin y al cabo, ¿qué conmemora la Nochebuena?- tampoco son ningún disparate.

No se extrañen. La campaña de publicidad “de Navidad” del Rasca de la ONCE habla de lo mismo y dice, cito de memoria, que es una fiesta de la familia, de no se qué cuántas cosas, pero no hay ni una sola sugerencia a lo que es realmente “la Navidad”. Los grandes almacenes, las tiendas insisten en que nos volvamos locos consumiendo y regalando, pero el “espíritu de la Navidad”, con todo lo que representa, se esconde como si molestara o como si comercializándolo, laicizándolo –vaya “palabro”-, acabara desapareciendo.

Pero el listado de tonterías sublimes no cesa estos días. Esquerra Republicana de Cataluña, cantón del Maresme, ha emitido papeletas del sorteo de la Lotería de Nadal “que se celebrará en Madrid, capital del país vecino”. No vale la pena ni entrar en el comentario. Como decía “el Guerra” (no confundir con Alfonso), “hay gente pa tó”.

Y sin salir de Cataluña, al final me temo lo peor: nos vamos a tener que acordar de Clos y Maragall. El sucesor del alcalde Cataluña, el también socialista Jordi Hereu, un hombre respetado cuando era el segundo de a bordo, puede haber entrado en trance al sentarse en el sillón de alcalde. Ha enviado un díptico a los vecinos del “carrer de Valencia”, dentro de una campaña explicativa del origen de los nombres de las calles de la ciudad, en el que dice textualmente que esa calle “lleva el nombre de la principal ciudad del País Valencíà y segunda dels Paîsos Catalans”. Anexión por decreto y un regalo envenenado para sus compañeros socialistas de la comunidad valenciana. Cabe el beneficio de la duda de que no haya leído lo que firma, pero eso no le exime del error.

Mi amigo Diego Armario escribió hace poco un divertido libro titulado “Tontos con poder”. Va a tener que hacer una edición nueva porque no hay nada más peligroso

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