Michael Diamond, autor de la investigación, analizó el comportamiento de 19 mujeres diagnosticadas con el trastorno sexual y comparó la respuesta de su cerebro con la de otras siete sin el trastorno.
La prueba consistió en monitorear el comportamiento de las 26 mujeres, quienes por 30 minutos observaron programas de televisión y videos eróticos. En el estudio se utilizó un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional para medir los niveles de activación en diferentes partes del cerebro al detectar un aumento en el flujo sanguíneo.
Los resultados fueron contundentes y se convierten en una evidencia sólida, sostiene el responsable del la investigación. Siete mujeres que no sufrían de deseo sexual inhibido tuvieron un incremento en la actividad de las cortezas insulares, las partes del cerebro que se cree están involucradas en el procesamiento de la emoción.
Ese comportamiento no fue detectado entre las 19 mujeres que habían sido diagnosticadas con pérdida del apetito sexual, señala el informe divulgado a través de BBC mundo.
No obstante, otros especialistas insisten en que la libido funciona en el cerebro, pero no explica su causa. La controversia sobre este trastorno continúa porque hay quienes piensan que puede ser causado por una variedad de factores psicológicos, emocionales y físicos.
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