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El cantante muestra su Yo

Ricky Martín se desnuda para equilibrar su alma

Ricky Martín se desnuda para equilibrar su alma

jueves 11 de noviembre de 2010, 19:14h
Declararse homosexual en la primera década del siglo XXI probablemente no alarme a nadie.  El mundo está viviendo una serie de transformaciones tan rápidas que no hay tiempo para detenerse en detalles que a veces lucen superfluos.
Confesar que un hombre ame a otro hombre  luce normal en esta época en que la humanidad vive sin complejos.  Lo que antes representaba un escándalo, hoy es aceptado. La tolerancia parece haber ganado terreno ante la fobia que la homosexualidad despertaba antes.

Sin embargo, el tema de la sexualidad puede manejarse como espectáculo si la historia cuenta con elementos suficientes. Una celebridad decide esconder su tendencia homosexual y al llegar a la madurez se confiesa ante el mundo para lograr la paz de su consciencia. La tortuosa experiencia que se oculta como un secreto, ante los ávidos de periodismo amarrillo, sale a relucir en la madurez del ídolo,  escrito en hermosa prosa que convierte lo profano en una historia, libre de censura, que penetra al lector. Yo, biografía de Ricky Martín, es la otra cara del famoso cantante que impregna de magia los escenarios y que nos deja una sensación de dolor superado.


Despojarse de las ropas oscuras

La estrella latina del Pop, Ricky Martín, tuvo que cerrar varias etapas de su vida, perdonarse a sí mismo, aceptarse, madurar la idea, leer la biblia, acudir a la iglesia y hasta descubrir toda la riqueza espiritual de la India para lograr un grado de seguridad en sí mismo que le diera fuerzas para confesar ante el mundo que es homosexual. Encuentros fortuitos con hombres y mujeres y su predilección por los amantes de su mismo sexo, a lo largo de su juventud y su adultez le torturaron el alma, le atrofiaron el espíritu y generaron un miedo atroz que no pudo controlar por muchos años y lo obligó a guardar silencio y a no disfrutar, a plenitud, de  su intimidad. Su verdadera esencia sexual le creó  un temor  terrible ante su la escala de valores familiares y sociales que terminó por esclavizarlo.

Ricky Martín estuvo en Miami, y como muchas otras veces atrajo multitudes que no vinieron a escuchar sus exitosas canciones, o a verlo bailar, sino a establecer una especie de complicidad con su ídolo. Yo, libera sus tabúes y es usado como una especie de amuleto para ser aceptado por su público. Ricky dijo que es feliz y que ama apasionadamente a un hombre.

La prestigiosa tienda de libros de Coral Gables, Books and Books, fue el escenario escogido por el artista para encontrarse, frente a frente con su auditorio, esta vez compuesto, por jóvenes y no tan jóvenes que, con libro en mano, esperaron por horas para que la estrella les regalara un autógrafo y una sonrisa para sus cámaras fotográficas.

La larga jornada de firmas de ejemplares de su biografía  pareció no agotar a Ricky Martín, quien en todo momento se mostró feliz y dispuesto a mostrar su mejor ángulo fotográfico para complacer a su fans.

Yo es un baúl de confesiones, pero no incluye todas, pues su autor decidió guardarse algunos detalles que se convierten en  secretos “inconfesables”, y que guardará como tesoros de su intimidad.  El libro está lleno de detalles de su niñez en Menudo, de sus sueños de niño, de sus frustraciones y de las preguntas sin respuestas que se hace todo adolescente. Impregnado de un dolor flotante que el lector capta al empezar a husmear las 292 páginas,  Ricky deja entrever sus sentimientos, la dureza de la separación de la familia a una temprana edad, el deseo de triunfar, las debilidades y fortalezas de un muchacho que nació en la pequeña isla de Puerto Rico y fue capaz de conquistar al mundo con su voz y su talento. Asegura haber tenido una infancia feliz, o, al menos, mejor que la de otros niños. Solo se queja de no haber tenido  la libertad que otros a su edad tenían.  En la medida que avanzan las páginas, y las confesiones se agudizan, se observa a un ser humano que va liberando, por medio de la escritura  su caos interno, sus miedos y sus tribulaciones que, sin duda alguna, le aprisionaban el alma. El artista se desnuda y se deja acariciar por la mirada crítica del lector que descubre el mundo interno de una celebridad que esperó más de 30 años para aceptarse a sí  mismo en su condición de homosexual.


Miedo y Confusión

Cuando empezó a notar sus preferencias sexuales, Ricky era una súper estrella de Menudo y el grupo le imponía un compromiso con el público, en su mayoría femenino.  Declarar que le gustaban más  los hombres que las mujeres era impensable y aterraba aquel  jovencito que soñaba con ser un ídolo de multitudes. Un Ricky niño, y apenas descubriéndose a sí mismo,  prefirió el silencio y obviar una realidad que le latía adentro pero que no podía dejar escapar al exterior.

El equilibrio y la paz espiritual que produce  el “atreverse a denudarse” y a liberarse de las cargas que se arrastran en la vida es edificante para cualquiera. Escapar de la esclavitud de la consciencia  es de humano y conlleva a lograr el balance en la vida.  Ricky Martín gastó mucho tiempo haciéndose fuerte, madurando, pero  finalmente  hizo lo que tenía hacer para liberarse de las rejas mentales, sicológicas y sociales que le apretujaban  el alma. Su libro enumera las diversas etapas de su vida, llena de éxitos profesionales como cantante, músico y actor. El artista revela detalles, para muchos desconocidos, sobre sus vinculaciones con las grandes  celebridades y los caminos que tomó para lograr la cima de la fama.

Una de las lecciones que el cantante —con   55 millones de  discos vendidos en el mundo— nos ofrece es que la doble moral deja amargas huellas en las personas. Ocultar  su verdadera condición sexual fue una cárcel para él. La tortura de su alma se tejió en el trayecto del disfrute de hombres en la  oscuridad y  la apariencia heterosexual en las pantallas, donde se paseaba con mujeres hermosas e igualmente célebres.

Ricky Martín decidió el 28 de marzo de 2010 no seguir viviendo con los tapujos que lo encerraron en la jaula  por casi 40 años.  Acudió a los medios y a la escritura liberadora para ubicarse, de manera más balanceada, en  el propósito de su vida.  Ricky Martín  usó  recurrió a la pluma para confesar ante el mundo lo que considero una debilidad. A través de cada palabra fue derramando cada uno de los momentos que en su existencia crearon dolor, miedo y entusiasmo. Redescubrirse como ser humano con una tendencia sexual que no era comercial para el chico famoso de Menudo no fue fácil y lo marcó por mucho tiempo. 

La estrella de “La vida loca”  se autocalifica como un  soñador realista, un hombre intenso que fue capaz de vivir por años una rutina desbordada de pasiones y de emociones, que muchas veces no fue capaz de canalizar.

A pesar de su infancia llena de sentimientos extremos, y de crecer en un  ambiente lleno de exigencias y de responsabilidades, Ricky logró mantener un contacto con el  niño interior que todos llevamos dentro. Fue en esa etapa que se despertó su lado filantrópico  cuando se conectó con los niños pobres de todo el mundo como embajador de la UNICEF. A pesar de todos sus logros materiales, y de la increíble vida de niño, Ricky admiraba la total libertad que tenían aquellos niños que, si bien era pobres de riquezas materiales, eran ricos de tiempo y de libertad.

Describiendo el éxito como un arma de doble filo, porque con cada cosa que se hace otra se deja de hacer, con cada camino que se toma se deja otro sin recorrer.

Su adolescencia, luego de Menudo, le permitió encontrar con obstáculos el maravilloso concepto que otros aprenden más tarde, y es que la felicidad no está afuera sino dentro de sí mismo.  En la adolescencia y tras haber mantenido relaciones sexuales con hombres y mujeres empezó a sentir el miedo que le acalambró la vida por mucho tiempo.


Hoy en día se siente realizado según  nos comentó, logró su sueño como cantante, actor, bailarín. Equilibró su paz interior y consiguió ser padre de dos gemelos que son sus más grandes razones para vivir. Sobre la explicación que le dará a sus pequeños, Ricky dice: “Estará impregnada de sentimientos reales e incondicionales de amor, y reflejará una realidad que es palpable en las sociedades  modernas. La tolerancia y el respeto son las mejores claves”.

El artista abandonó  Miami dejando a su paso muchos sentimientos contradictorios, muchos los aplauden y celebran que finalmente haya conquistado su libertad y su balance, otros aun son capaces de acusarlo de imponer el concepto de homosexualidad como un modelo a seguir entre miles de chicos en el mundo que lo admiran y quieren imitarlo. Él, por su parte, liberado de fantasmas, con la paz que deja la verdad, puede plantarse nuevamente ante su público, con esta su nueva obra, frente en alto, corazón tranquilo, y decirles simplemente, este soy Yo.
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