Zapatero es el problema

   El Gobierno y sus voceros del PSOE se empeñan en meter en el debate sobre la falta de credibilidad de España, la desconfianza que genera y la necesidad de hacer reformas, la cuestión del patriotismo. Otra vez criticar al Gobierno parece que es de antipatriotas. El argumento ya es viejo. Recuérdese la etapa anterior a las elecciones generales de 2008 cuando la crisis ya empezaba a comernos por los pies. Pero, resulta que lo antipatriótico y lo moralmente reprobable es que un gobierno tenga a su ciudadanía engañada sobre la realidad. Es verdad que ya muchos ciudadanos se han dado cuenta, millones en carne propia, aunque hay que decir que ha costado lo suyo.

   No hay nada más positivo que la gente sepa lo que está pasando para que empiece actuar en consecuencia. Si antes de las elecciones y bastantes meses después, Zapatero no hubiera dicho que el euribor había tocado techo, muchos se hubieran pensado endeudarse. Ahora, ya el problema es que fuera no creen a Zapatero. En su entrevista del pasado domingo lo dejaba bien claro: no hacen falta más reformas.

¿Pero si no ha concluido ninguna? Por qué se cree que los mercados, los inversores, el dinero en general están saliendo despavoridos de la bolsa y piden más dinero para quedarse con nuestra deuda. Claro que puede haber algún especulador que esté jugando a forrarse. Pero, esa no es la cuestión. La mayoría son inversores aterrados, desconfiados, que no quieren arriesgar su dinero más allá de lo razonable. España no es Grecia, ni Irlanda. No. Es mucho peor, porque es una economía mucho más grande y más difícil de rescatar. El Gobierno se empeña en convencernos de que no hay problema. Y lo hay y muy gordo. No se están haciendo las reformas a las que nos comprometimos en mayo pasado y nos lo están recordando en forma de prima de riesgo, de coste de la deuda, y de empobrecimiento de la bolsa y por tanto de nuestros fondos invertidos en ella.

   El problema es que pocos confían en que Zapatero pueda y quiera hacer esas reformas porque está en clave electoral. Falta saber cuánto tiempo aguantaremos hasta que nos vengan impuestas de fuera y le acabe pasando como al irlandés que ha tenido que hacer las reformas y convocar elecciones. El presidente se ha convertido en el principal obstáculo y eso es lo que están diciendo los inversores y los empresarios, que ya no callan sobre el desastre al que vamos y sobre las cosas que habría que hacer para evitarlo.