www.diariocritico.com
El difícil arte de la política

El difícil arte de la política

viernes 01 de junio de 2007, 10:38h

Desde el punto de vista del político en su estilo más clásico, Miguel Sebastián tenía que haber asumido su derrota a manos de Ruiz Gallardón y pasar los próximos cuatro años ejerciendo de portavoz municipal de la oposición. Al menos hasta que, próximas ya las nuevas elecciones allá por el 2011, su partido designara nuevo candidato. Por algo casi tres de cada cuatro madrileños, una proporción considerable aunque escasa, le votaron el domingo pasado. Y también porque él mismo prometió que no se marcharía su perdía, lo cual entraba en sus cálculos y en los de todo el mundo; ya mucho antes de que comenzara la campaña el alcalde actual tenía todas las papeletas para revalidar.

Otra cosa es que, como parece, Sebastián se presentara a estas elecciones tan difíciles para él considerando que la campaña le serviría de trampolín para ser designado vicepresidente económico del Gobierno Zapatero a la vuelta del verano cuando Solbes sería jubilado por el presidente. O, como muy tarde, la próximas primavera después de las elecciones generales. Un movimiento de ficha que, por cierto, no pudo ser urdido por el propio Sebastián por sí mismo, sino que tenía que contar necesariamente con la colaboración activa de Zapatero, e incluso con la iniciativa por parte del ocupante de La Moncloa, dada la envergadura de la estrategia.

A partir de esta hipótesis se entiende el movimiento a la desesperada de Sebastián aireando un asunto sentimental de su contrincante en medio de un debate electoral televisado. Quizás entonces el candidato socialista ya tenía en su cartera los sondeos que le pronosticaban un batacazo frente a Gallardón y por eso decidió jugarse su futuro a una arriesgada carta.

Le salió mal. Se cuenta ahora en el PSOE que la encuesta diaria elaborada por el partido para ir midiendo la marcha de la campaña electoral adjudicó una bajada de cuatro puntos a su candidato por Madrid al día siguiente del debate con Gallardón. Y ya nunca se repuso. Fiel a la consigna que le impartió José Blanco al día siguiente de su derrota, Miguel Sebastián dijo en un principio que asumiría su papel de jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid. Pero no pudo ser.

Hasta los suyos le abandonaron, de uno en uno, en los cuatro días transcurridos desde que se contaron los votos hasta que tiró la toalla ante los periodistas. Para entonces ya no tenía a su lado ni al resto de la candidatura, ni a José Blanco, ni mucho menos al Zapatero que impuso su designación y trató de convencernos a todos de que Miguel Sebastián estaba destinado a pasar de Madrid al cielo de su Gobierno. La política es así de dura; un arte difícil para el que no todos están capacitados.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios