¿Qué pasó con Puerto Limpio?

Gran parte de la ciudad (especialmente del centro hacia el sur) continúa con residuos de los monigotes quemados el pasado 31 de diciembre: trozos de madera, clavos de diferente tamaño, ramas a medio quemar, cajas de fuegos artificiales, plásticos... Pocos reparan en que el hollín dejado por los años viejos sigue causando molestias a conductores y peatones. Unos ven cómo sus vehículos se estropean con los  maderos y clavos que se incrustan en los neumáticos, y otros siguen respirando ese polvo contaminante, cada vez que un vehículo pasa y levanta el polvo. Pero este tipo de desechos no es lo único que afecta a la urbe. En sectores como el Suburbio Oeste, ciudadela La Floresta; en el Guasmo Norte o en los asentamientos al filo de la vía Perimetral, la basura acumulada en ciertas esquinas evidencia que durante  el fin de semana Puerto Limpio no hizo su trabajo.


Luego de la transición de Vachagnon a la empresa a la que nos referimos, los guayaquileños aspiraban a que los problemas causados por el pobre desempeño en la recolección de los desechos sólidos, por parte de la anterior empresa concesionaria, fueran superados por la nueva compañía. Este primer feriado -generador de gran cantidad de basura- demuestra en realidad que no hay  diferencias entre el trabajo de la una y el de la otra.


Los porteños no son muy exigentes en temas como este; sin embargo, las autoridades encargadas de vigilar el desempeño de la operadora deben tomar acciones para evitar que el problema se les salga de las manos, tal como ocurrió con Vachagnon.