Las casas ya no huelen a canela y nuestros niños se han repuesto esta noche de la magia de los Reyes que son los que hacen que los juguetes se cuelen por las ventanas. Hoy todo vuelve a la normalidad; es decir a la rutina sabiendo que antes de que nos demos cuenta nos asaltará la publicidad para las vacaciones de Semana Santa porque esto es así, vivir a golpe de caballo, sin tiempo ni espacio entre rito y rito. De las uvas a la playa hay apenas un suspiro.
Pero la normalidad que nos espera trasciendo, con mucho, a los ritos mercantiles del "todo incluido" porque ya se nos ha dicho_como si no lo supiéramos_que el año recién estrenado va a ser un año difícil. El 2010 ha sido algo así como un ensayo general de resistencia que habrá que mantener a raya durante los próximos doce meses. La visita del número tres del Partido Comunista de China, llamado Li ha sido, según nuestros empresarios, una buena noticia. China, país rico en divisas pero paupérrimo en derechos y libertades, dice confiar en España y como estamos bajo mínimos cualquier cariño que se reciba se recibe como agua de Mayo. Da igual, al parecer, quien nos acaricie. En este caso ha sido una de las manos de la dictadura china, esa que se ha encargado de enmendar de manera absoluta la máxima evangélica de que "no solo de pan vive el hombre". Para Li lo único importante es la producción, la divisa y ahora el jamón ibérico y nosotros, españoles y europeos en general, aceptamos sin rechistar esos planteamientos que tanto se alejan de nuestra forma de entender la vida. La opulencia emboba y el miedo a perderla mucho más. Solo así se entiende el clamoroso silencio europeo _también español_ ante los desmanes de una dictadura como la china.
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Como las cosas son como son, resulta que Li ha dado una bocanada de tranquilidad, pero la normalidad que nos espera va a ser cualquier cosa menos tranquila. Del sopor navideño nos ha intentado sacar Alvarez Cascos y ahora que ya no huele a canela todo apunta a ligera movida entre los socialistas valencianos porque como todo les va tan bien, ahora parece que Antoni Asunción puede ser expulsado de su partido. Camps, que aún no ha sido proclamado candidato, sabe más que ganador.
El calendario se presenta apretado. El día 11, el Presidente va al Congreso a explicar su política social , el 15, en teoría, se levanta el estado de alerta en los aeropuertos españoles y será en los tres primeros meses de este año recién estrenado el tiempo que tendrá el Gobierno para ultimar sus políticas anticrisis. Son tres meses de legislatura efectiva porque desde ya huele a elecciones. Unas elecciones, autonómicas y municipales, que si se cumplen las previsiones pueden causar estragos en las filas socialistas y que van a acrecentar, más si cabe, la ya larga sensación de final de ciclo. No hay Li en el mundo que nos libre de nuevos sacrificios, de nuevos incrementos del paro y de nuevos acechos.
En medio de este panorama y del señor llamado Li que quiere jamón ibérico pero no libertad para los suyos, de Cuba llega una buena noticia. En contra de lo que algunos creíamos cuando afirmamos que la riqueza trae libertad --¿China?--, resulta que es la miseria la que puede abrir la puerta a la libre iniciativa. El régimen de Castro ha prescindido de miles de funcionarios que ahora tendrán que sustituir su silla de años por un tenderete de collares. Hoy son collares, pero mañana pueden ser tiendas de electrodomésticos o de lo que ellos quieran. La libertad puede llevar al prodigio y eso es lo que deseamos para Cuba. Mejor collares en libertad que jamón ibérico atenazados por el pensamiento único.
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