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Triunfo y unidad

sábado 22 de enero de 2011, 10:29h
Hay pocas cosas en esta vida que unan tanto como una perspectiva de éxito. En el caso de la política, los intereses son tan relevantes y trascendentes que son capaces de hacer olvidar rencores, desplantes e, incluso, posiciones antagónicas y supuestamente irreconciliables. No ocurre muy a menudo pero una sequía de poder de ocho años supone una dura lección para los políticos de un partido por muy peleados que estén. Es el caso de la Convención Nacional del Partido Popular en Sevilla, precisamente la capital andaluza donde José María Aznar refundó en 1990 el Partido Popular. Ahora, es Mariano Rajoy quien cobra protagonismo pero aplica sabiduría gallega y cede el protagonismo de la inauguración al propio Aznar que hace tres años le afeó el saludo en el Congreso de Valencia y mantuvo una actitud muy desafiante ante la nueva dirección del PP. Incluso, en privado, se ha llegado a arrepentir de haber elegido a Mariano Rajoy y ha repetido eso de que en política hay que salir a ganar el partido siempre, nada de jugar a empatar, que se pierde. ¡Qué distinto es el ambiente actual en Sevilla respecto al que sufrimos en Valencia!, y eso que nosotros no nos quedábamos sin despacho, coche oficial, secretaria, etc... Sonrisas, miradas cómplices, debates sobre cuestiones de fondo, sonrisas esperanzadas y el único enemigo a tener en cuenta, según algunos dirigentes populares, es la complacencia; que Rajoy piense, que todos piensen que no hay que realizar un esfuerzo extraordinario para llegar a Moncloa. Las únicas críticas que hemos podido escuchar en los pasillos de esta Convención se refieren a la imprudencia de querer vender la piel del oso antes de cazarlo y caer en la tentación de repartirse ya cargos y competencias cuando aún no has conseguido el objetivo y te puede provocar roces innecesarios y desgastes contraproducentes.

El funcionamiento de las Comunidades Autónomas es el tema fundamental de la Convención  con una intervención muy dura, calculada y preparada de José María Aznar acusando al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero de haber trabajado para destruir el modelo autonómico español. Es el gran debate, donde, por cierto, es imprescindible un gran pacto entre socialistas y populares. Aznar reivindicó el espíritu de 1978 para emprender un camino complicado pero imprescindible para un futuro viable de la España de las autonomías. El ex presidente fue la estrella de la jornada inaugural, con el apoyo explícito de una María Dolores de Cospedal que en otras ocasiones no ha ahorrado reproches públicos ante sus críticas. Todo parece bien engrasado en un Partido Popular que saborea la victoria y está convencido del cambio político en España.


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