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Una semana para olvidar

domingo 23 de enero de 2011, 09:55h

Esta última semana en Murcia el tema de referencia local y nacional ha sido la execrable agresión sufrida por el Consejero de Cultura murciano Pedro Alberto Cruz, algo que ha sido condenado hasta la saciedad por los diversos sectores de la sociedad murciana, y que no ofrece lugar a dudas que la violencia no tiene cabida en la pacífica convivencia de esta Región.

Sin embargo, con ocasión de tan desgraciado suceso, hemos asistido a una serie de imposturas por parte de algunos políticos del PP murciano, pues no sabemos si presos de indignación, o de un cálculo, más propio de mejor causa, se han lanzado en aventuradas acusaciones a sus adversarios políticos y contendientes sindicales en el conflicto abierto por el famoso recorte de sueldos y derechos a los empleados públicos regionales, en una auténtica "salida de tono", que podríamos considerar temeraria por no sustentarse en prueba alguna de cuanto se afirmaba en su afán por relacionar la agresión con la contienda política o el conflicto social. Algo que, por cierto, al momento presente ni se ha rectificado plenamente, ni tampoco se ha pedido perdón a la ciudadanía por utilizar la amplísima tribuna que confiere el poder murciano para atacar al adversario, por la vía de criminalizar otras ideologías y la legítima protesta sindical de los funcionarios.

Como "balas trazadoras" se escuchaban los ataques verbales de la cúpula de la derecha murciana, pues a las mismas seguían ataques verbales de no menor enjundia, en un planteamiento que por momentos iba subiendo el tono agresivo y descalificador, impropio de políticos que se dicen demócratas pues los métodos empleados han sido del más puro estilo fascista, y la jerga ha llegado a ser "guerra civilista" en sus formas, y mendaz en sus contenidos. ¡Claro que algunos políticos mediocres mostraban así servilismo y docilidad a su caudillo, especialmente en época de "listas" para continuar en los cargos públicos…!. De hecho, la intervención en el Senado de Peñarrubia, de cuya participación parlamentaria se tienen escasas referencias en las hemerotecas pese a su larga trayectoria, bien le puede suponer su renovación.

Pero sobre todo, esa hiperverborrea gubernamental, especialmente de Valcárcel, Reverte y el propio Cruz, la consideramos desmedida, imprudente y que en poco ha podido contribuir a conseguir la paz social que ellos mismos demandaban, denunciando la crispación alentada por sus adversarios. Algo que por otra parte, nadie observa en la Región de Murcia, más allá de un lógico cabreo y protesta de los empleados públicos a los que se les "ha tocado la cartera" para intentar solucionar una crisis de la que no son causantes, mientras que los que pudieron haberla previsto, resulta que no habían tomado medidas adecuadas, e incluso se habían embarcado en gastos extraordinarios en una "dislocada carrera de despilfarro" del que no parece se muestren dispuestos a renunciar.

Y además para colmo, con tanta puesta en escena y acoso de los medios de comunicación afines, la policía no ha tenido el necesario sosiego para hacer su trabajo debidamente. Todo lo cual, ha llevado a una detención con apenas pruebas, que ha supuesto la natural puesta en libertad del detenido. No sin antes haber hecho escarnio público de su persona, con identificación plena y fotografía en los medios de comunicación entregados a seguir la trama argumental establecida.

Junto con todo ello, y según se iba desbaratando el silogismo causal que estableció la derecha regional, por parte de esta sólo ha habido tímidos retrocesos de sus primeras e incendiarias declaraciones, pero en modo alguno una rectificación formal con solicitud de excusas por la errónea salida de tono de las mismas. Siendo esas, y no otras las auténticas circunstancias crispadoras de nuestra convivencia social.

¿No nos podían haber ahorrado todo este clima de crispación?, o más bien, ¿ha contribuido a intentar parar la inicial contestación social de unas injustas e insolidarias medidas de recorte, so pretexto de un victimismo nuevamente exagerado, utilizado de ariete para el contraataque político?.

Porque al final, ni tras la agresión parece que esté la izquierda, ni los sindicatos, ni aún la extrema izquierda, como se ha estado diciendo desde la derecha regional. Pero además, donde se dijo que jamás habría reuniones con los sindicatos mientras mantuvieran las movilizaciones, resulta que Valcárcel ya ha anunciado un encuentro con estos para el próximo martes.

¿Supone esto un signo de rectificación en la torpe decisión de Valcárcel con el "tijeretazo" a los trabajadores autonómicos, o va a ser sólo un gesto?, ¿acabará el gobierno regional ahorrando en gastos reales, imponiendo el "céntimo sanitario", generando otros ingresos tributarios en las transacciones comerciales, en vez de ver como únicos "sacrificables" a la modesta "clase funcionarial"?. Esperemos que vuelva la cordura, la justicia y la moral a regir los destinos de nuestra Comunidad, y no sea una maniobra de distracción o dilación para alcanzar el rubicón electoral de mayo, y después, ¡"si te he visto…, no me acuerdo…!".

EL MIRAVETE

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