Según ha sabido Diariocrítico de fuentes judiciales, el procedimiento que sigue la justicia neoyorquina contra algunos integrantes de la denominada 'mafia rusa' responde a una demanda presentada por un inversor llamado Alexander Gliklad, también de origen ruso y nacionalidad israelí, quien reclama al oligarca Mikhail Chernoy 270 millones de dólares. Según distintas fuentes, en este proceso número 602335/09, quedaría demostrada la conexión de Chernoy con la empresa alicantina Vera Metalúrgica, SA.
En concreto, en la documentación que obra en poder de la Corte de Nueva York constarían distintas conversaciones telefónicas entre Arik Kislin (el gestor de los negocios norteamericanos de Chernoy) y el administrador único de la empresa española, Eugen Aschenbrenner, también imputado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu.
Igualmente, entre la documentación recabada por la justicia norteamericana estaría un informe elaborado por el servicio contra el crimen organizado del Departamento de Estado, en el que habría pruebas directas de las relaciones de Chernoy, Kislin y Todor Batkov con Vera Metalúrgica. Este último, Batkov, es un abogado de nacionalidad búlgara que actúa de representante en Europa de Chernoy.
Se da la circunstancia de que a la empresa alicantina Vera Metalúrgica se le había vinculado inicialmente con Oleg Deripaska, un importante oligarca ruso y hombre de confianza de Vladimir Putin, a quien el juez Andreu y la Fiscalía anticorrupción interrogaron en mayo de 2010 en Moscú.
El oligarca ruso aseguró entonces que nunca había sido socio de Chernoy, aunque la Audiencia Nacional tiene un documento firmado por él en abril de 1998 que lo acredita. El juez tiene indicios de que habría participado en el blanqueo de más de cuatro millones de euros entre 2001 y 2004 a través de una empresa española radicada en Alicante, Vera Metalúrgica, de quien se sospechaba que era filial de la empresa UMGC rusa. Pero el imputado dijo que no conocía la empresa y que nunca había invertido en España.
Ahora, con los nuevos documentos en poder de la justicia norteamericana se cierre la tenaza entorno a Chernoy, enfrentado a Deripaska de tal manera que éste llegó a admitir ante el juez Andreu que había pagado a miembros de "Izmailoskaya", una de las principales mafias de Moscú, a cambio de protección para sus empresas por "miedo" a que su negocio y su integridad sufrieran daños. Con esa explicación intentó justificar los vínculos que tuvo con Mijail Chernoy, quien le reclama tres mil millones de dólares de una empresa de la que era copropietario.
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