LA IMPORTANCIA DE SER CATALÁN

En las situaciones de crisis, como la que estamos atravesando actualmente, ponen de manifiesto con mayor hondura las diferencias territoriales españolas. Dado que cuando la escasez económica abruma, los políticos posicionan sus apoyos en aquellas opciones que les resultan más rentables, dentro de criterios meramente utilitaristas, que no de justicia e igualdad, por más que esto último nunca falte en el fácil discurso de la clase política.

Probablemente a esto se refería el socialista Maragall cuando promovía sus tesis políticas de un "federalismo asimétrico" para España. Algo que lleva implícita la desigualdad, por su planteamiento asimétrico, y por tanto desigual en todo el territorio español. Y que realmente resulta ajeno a las tesis políticas socialistas, de componente laborista y comunitario, donde –al menos la prédica tradicional- se valoriza el obrero, su situación y condición, por encima de su dependencia o ubicación territorial, que son planteamientos claramente nacionalistas.

Pero cuando la supervivencia apremia, la clase política actual olvida cualquier tipo de credo político y se plantea sus propios intereses de continuidad, por lo que ante unas demandas de tipo económico del nuevo gobierno catalán de CIU, para autorizar un endeudamiento, según los cánones de la ortodoxia europea de ahorro y austeridad, conforme a los cuales se ha denegado el permiso solicitado para la misma acción de endeudamiento a gobiernos autonómicos de Castilla la Mancha y de Murcia, llega el presidente de la autonomía catalana y ZP en persona se lo concede sin mayor encomienda. ¡Algo que evidencia un diferente trato con los distintos territorios, y ciudadanos del Estado!, y por ende, ¡injusto de raíz!, se adorne como se quiera.

Los motivos, naturalmente no habrá que buscarlos en razones económicas, ni técnico presupuestarias. Claramente son políticos. Puesto que el gobierno de ZP –con mayoría simple- puede precisar los votos catalanes para mantenerse en el poder, e incluso para posteriores elecciones, algo que sin embargo no le inquieta desde Murcia o Castilla la Mancha, donde los votos socialistas los tiene seguros. Amen del menor peso político de esas autonomías, respecto de Cataluña. Por consiguiente es una razón de supervivencia política basada en la mera aritmética de los votos la que determina este tipo de decisiones.

Claro que si esto se llegara a considerar seriamente en Murcia y Castilla la Mancha, la campaña socialista ya la tendrían hecha. Algo que, visto como está el patio, no deja de tener mérito que haya voluntariosos socialistas que pretendan aún ganar las elecciones autonómicas, pues como en el caso del agua de la política hidráulica socialista, con gestos como este Valcárcel fácilmente revalidará, pese a sus torpezas e inercias erróneas, ya que ZP se lo "sirve en bandeja". Pues sinceramente, ni Saura, ni la candidata autonómica del PSOE, Begoña García Retegui, pese a su voluntad y arrojo, pueden tener un discurso claro y coherente con maniobras como la catalana.

Al final, siendo pragmáticos, quizá nos conviniera asumir –con los valencianos- las tesis "pancatalanistas" y variar la frontera 90 kms (desde Orihuela a Puerto Lumbreras) para formar parte de un consorcio con los "países catalanes", que nos diera la fuerza que no tenemos en el conjunto nacional.

EL MIRAVETE