www.diariocritico.com

Recital en el Teatro de Madrid con 'Intemperie' como base

Conciertazo de un Aute sublime sin interrupción... una vez más

Conciertazo de un Aute sublime sin interrupción... una vez más

sábado 12 de febrero de 2011, 00:37h

Sublime sin interrupción los quería Baudelaire. Casi 'na'. Pero hay artistas -mejor, artistazos- que cumplen con semejante 'boutade'. Pongamos que hablo/escribo de Luis Eduardo Aute. Esta vez dentro del ciclo de 'Música de autor' que se desarrolla en el Teatro Madrid. Y donde el intérprete, una vez más, salió por la Puerta Grande virtual después de dos horas y media largas de actuación ovacionadísima y jaleada de principio a fin. Y olé.

Fue un Aute en estado puro. Como cantante, como compositor, como letrista, como poeta... como personaje único y, ¡ay!, me temo que irrepetible. Para él, gran aficionado a los toros, fue una virtual salida a hombros de sus enfervorizados catecúmenos en la plaza más difícil pero a la vez más entregada y compulsiva cuando se le ofrece, como en la lidia, la lírica, la épica y, como en la mítica canción con la que concluyó los bises de su recital: 'La belleza".

Ya se sabe que los viejos troveros, como los rockeros, nunca mueren. Y, además, mejoran. Superan, actuación tras actuación el ya altísimo nivel de anteriores noches. Así aconteció con el directo del polifacético y sublime sin interrupción Luis Eduardo Aute en el Teatro Madrid de la capital de España, sobre la base de su último y magnífico disco 'Intemperie'.

Pero nadie quedó a la ídem que da título a la grabación, porque la lluvia de buena música, con un Aute pleno de voz en sus más diversos y ricos matices, en los altos y los bajos, en los graves y los agudos, caló hondo en la concurrencia. De principio a fin; del primer bicorne -por seguir con el lenguaje de la lidia que tanto le gusta y defiende- al último ,y de éste a los 5 sobreros 5 -léase bises-. Fue una intensa faena con las nuevas canciones de 'Intemperie', taraceada con algunos de sus éxitos de siempre.

Con esos que forman la banda sonora, la memoria histórica de varias generaciones; que relatan la grandeza de las cosas pequeñas que a todos nos han pasado y que nos ahogan los corazones al volver a escucharlas, cual acontecerá en el futuro con las de 'Intemperie', que se adornan con un sonido muy del siglo XXI y con gran variedad de ritmos y arreglos. Unas y otras sonaron perfectas no sólo en la privilegiada garganta de su compositor, sino también en la instrumentación de cada uno de los 5 musicazos 5 que le acompañan.

Bises solo con su guitarra

Todos ellos dirigidos por ese torerazo de la guitarra en particular y de los arreglos en general que es Toni Carmona,  feliz responsable del 'aggiornamiento' de las viejas canciones -que también como los torveros/rockeros nunca mueren- y sus brillantes subalternos de lujo: Igor Tukalo a los teclados, José Vera al bajo, Mario Carrión a la batería, y la multiinstrumentista y bellísima segunda voz, Cristian Narea.

El concierto empezó fuerte pero se disparó al máximo a partir de la esplendorosa versión de 'Aleluya', con un Aute que lo bordó como cantante y como intérprete, una catadura superior al alcance de escasísimos privilegiados. Y ya no bajó de las nubes, desgranando una veintena de sus composiciones. Después, en los bises y tras 'Giraluna' y 'Sin tu latido', se atrevió a recuperar su época de cantautor puro y duro interpretando solo con su guitarra 'Las cuatro y diez', ''De alguna manera' y 'Dentro'.

Para concluir, en pleno éxtasis, en plena comunión compulsiva y laica, olorosa y flamígera con ese himno de lucha, de rebeldía juvenil -Aute sigue sin matar al niño y al adolescente impreso en su espíritu- que lucha contra los teóricos imposibles, que es 'La belleza. Ya con el público en pie y las manos y el alma de cada uno de los presentes rotas a aplaudir, a restallar en sonoras ovaciones, en gritos de 'Bravo', de 'torero, torero', de 'eres el mejor'.

Lírica, pureza y épica

Sería injusto e innecesario olvidar otro detalle del conciertazo, como el medido y eficaz juego de luces  Y, naturalmente, es menester destacar que el maestro Aute colgó en taquilla el taurinísimo 'cartel de no hay billetes'. Y es que si pudiera cogerse la pasión de cante hondo y la lírica  de su torero ideal, Morante de la Puebla, la pureza de Julio Aparicio y la épica de José Tomás -que también Aute tiene a estos dos últimos entre sus favoritos- y realizar un cóctel, éste sería explosivo...  en el más digno y artístico sentido del término. Y es que el maestro Aute es la realización musical de semejante cóctel.

Una figura -y no sólo en la música, también en la poesía, el dibujo, la pintura-, un intelectual socialmente comprometido con su tiempo, tan contrario a los explotadores como apoyador de los desfavorecidos y los perdedores. Un relámpago que ilumina estos tiempos de intemperie. Una figura, se insiste, que perdurará 'per omnia saecula saeculorum'. Y que este 11-F sumó otra gloriosa Puerta Grande. Sublime sin interrupción.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios