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Mubarak, Chávez y un submarino indetectable

Mubarak, Chávez y un submarino indetectable

jueves 17 de febrero de 2011, 16:26h

A raíz de la caída del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, en días pasados, son muchos los que pensaron que algo parecido podría ocurrir en Venezuela. Sobre todo, si recordamos que ya hubo un precedente importante el 11 de abril del 2002 que casi tumba a Chávez, pero con la diferencia respecto a Egipto de que en este país la revuelta popular duró más de dos semanas, mientras que en el nuestro fue cosa de un día.

Que se desencanten quienes así sueñan, pues ya Chávez, quizás intentando salirle al paso, al dicho de "cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo", acaba de asegurar que se ríe cuando se quiere comparar su gobierno con el del ex presidente Hosni Mubarak en Egipto. "¡Están locos! ¿Lo ves? No tienen razón, son unos sin razón". Y al referirse a las causas, afirmó: "Allá sí había una dictadura y más de la mitad de la población viviendo en pobreza y pobreza extrema, esa es la causa fundamental de la caída". Además aseguró, refiriéndose a la función que las redes sociales telefónicas e Internet cumplieron durante la revuelta en Egipto, que "no hay una revolución que se planifique en frío, por celular o por Twitter. Es un incendio, tiene que haber condiciones, las revoluciones nacen por la acumulación de condiciones", y obviamente para él, en Venezuela no las hay. Pero, por si estas aclaratorias no fueran suficientes y el fantasma del 11-4 aún estuviera rondando por ahí, Chávez igualmente tiene el antídoto. Y éste, no es otro, que tratar de quitarle importancia al papel protagónico que tuvo el pueblo egipcio en la salida de Mubarak, creando la duda sobre el hecho de que allí se haya producido una revolución popular, con hechos manipulados por la retórica del discurso y el histrionismo mediático que tan bien maneja. De ahí, su reciente declaración del fin de semana pasado, como quien quiere y no quiere: "Ahí se tomaron unas decisiones, entregó el poder Mubarak al alto mando militar, eso es un golpe de Estado porque yo no creo que eso esté previsto en la Constitución egipcia". Alusión velada, por otra parte, a los sucesos del 11, 12 y 13 de abril, en Venezuela.

Pero aunque las comparaciones sean odiosas y a él le causen risa, a veces vienen solas, surgen espontáneamente. Más aún en el caso de dos personajes como Mubarak y Chávez, ambos militares, dedicados a la política, que una vez llegados al poder ganaron todas las elecciones y fueron reelectos sucesivamente, ejerciendo un dominio absoluto sobre las instituciones y poderes públicos, incluso las electorales y el ejército. Mubarak gobernó durante treinta años, Chávez ya lleva doce, aún le faltan dos más y será nuevamente candidato para el 2012, confiando en contar con el apoyo popular nuevamente. A Mubarak en Egipto, lo llamaban "el Faraón". Chávez, por su parte, se conforma con que lo llamen "Comandante en Jefe" o "Comandante de la Revolución Bolivariana"; el cargo institucional de presidente de la República, ya ni se usa en los actos oficiales.

Mubarak pensó, en un principio, que la revuelta social pasaría pronto y que podría aguantar. No le hizo caso a los signos externos que proclamaban el cambio. Después de treinta años, prometió no ir a la reelección y reformar la Constitución, pero no fue suficiente, por que no le creyeron. Chávez, en su décimo tercer año de gobierno piensa que aún hay gente que le cree, hasta el punto de que se atreve a prometer la construcción de dos millones de casas para el 2017 y a contar fábulas sobre un submarino reconstruido en Venezuela, mejor que los atómicos, ¡indetectable! Ya se encargó, hace dos años, de modificar la Constitución para poder ser candidato presidencial eternamente.

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