Mucho está dando de sí este 30º aniversario del frustrado golpe de Estado del 23-F. La efeméride ha dado pie a numerosos actos institucionales así como a programas especiales realizados desde el mismo Congreso de los Diputados por numerosos medios de comunicación. Dos de los invitados a estos programas han sido el popular ex periodista deportivo,
José María García – hace tiempo retirado de las ondas-, que aquel fatídico día retransmitió lo que iba sucediendo subido a una unidad móvil de la Cadena Ser - para la que trabajaba-; y el fotógrafo
Manuel Pérez Barriopedro, autor de las históricas fotos e
Tejero, pistola en mano, y de los guardia civiles armados con fusiles, dentro del hemiciclo del Congreso.
Ambos han estado rememorando ante los micrófonos y las cámaras de televisión sus particulares recuerdos de aquel asalto al Congreso que pudo haber acabado con un baño de sangre. García estaba encantado de volver a acaparar el protagonismo mediático. También Barriopedro, que arriesgó mucho más su vida para dejar el impagable documento fotográfico del golpe. Pero también ha tenido merecido reconocimiento el realizador del televisión española,
Pepe Marín, que aquel día, y pese a las amenazas de Tejero y sus secuaces, supo engañarles y hacerles creer que había apagado la cámara que grababa la votación de la investidura de
Calvo Sotelo, tapando el piloto con un cartón. Gracias a su valentía ahora las hemerotecas guarda como oro en paño las secuencias de una jornada que estuvo a punto de cambiar la Historia de España.
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