No es la primera vez, ni será la última, que Hollywood es incapaz de ver que películas dejarán realmente huella, recordemos que la lista de películas que no han ganado el Oscar principal es bastante mejor que la de las que sí lo ha hecho. Dejando esto aparte la ceremonia no deparó grandes sorpresas y además de los premios ya referidos, consagró a
Natalie Portman por su papel en "Cisne negro", al magnífico guión de
Aaron Sorkin por "La red social" y a los fabulosos secundarios,
Melissa Leo y
Christian Bale de "The Fighter". Claro que el premio al Mejor Director para
Tom Hooper por encima de
David Fincher parece una brona de mal gusto.
Pero recapitulemos, la ceremonia se ha hecho larga y no ha tenido grandes momentos.
James Franco y
Anne Hathaway no han salido bien parados de su experiencia al frente de la gala, han bastado 30 segundos de
Billy Cristal para añorar tiempos mejores. En cierto modo le han dado la razón a
Ricky Gervais que en su parodia de monólogo ya nos avanzaba que la gala se iba a convertir en un muermo políticamente correcto comandado por dos chicos 'hollywood style': guapos, glamourosos (sea lo que sea eso) y tremendamente aburridos.
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Comencemos por el principio, primero llega el momento alfombra roja, donde cientos de periodistas se abalanzan sobre cientos de celebridades para preguntarles sobre su vestimenta y demás banalidades, mientras cientos de fans gritan como histéricos. Allí suceden cosas tan vergonzantes como ver a una presentadora pasar del nominado de turno, dejándole con la palabra en la boca, para lanzarse a por alguien más famoso que pasa por allí. No tiene precio ver a
Geoffrey Rush hablando sólo mientras la presentadora ya está preguntando por sus zapatos a
Nicole Kidman. Nada tiene mucho que ver con el cine sino con esa cosa tan intangible como es el glamour. Todo el mundo va "guapísimo", "luce estupendo" y dice cosas tan interesantes como "estar nominado ya es todo un premio" o "es un lujo compartir nominación con gente con tanto talento". Tópico tras tópico las estrellas van desfilando acompañadas por un griterío que mide su popularidad del momento. Si nos fiamos del "gritónomo"
Javier Bardem y
Penélope Cruz gozan de una excelente popularidad en EEUU, aunque no alcanzan el nivel 'beatlemanía' que acompaña la llegada de
Halle Berry y Natalie Portman.
El comienzo de la gala en sí nos trae un vídeo en el que, en un alarde de originalidad, los presentadores se meten en las películas candidatas. Lo único que se salva es el homenaje a Regreso al futuro en su 25 aniversario. Si Hathaway no está especialmente acertada, Franco se lleva la palma como presentador más soso de la historia de los Oscar (y eso es mucha historia).
Uno de los pocos momentos destacables de la gala se produce con la aparición del gran
Kirk Douglas, algo que te hace recordar porque estás despierto a las 3 de la madrugada viendo aquello. El actor de "Cautivos del mal" muy avejentado y socarrón se toma su tiempo para anunciar a Melissa Leo como ganadora del premio a mejor actriz secundaria.
Por último, otra sorpresa, Toy Story 3 ganó el premio a la Mejor Película de Animación, es el cuarto consecutivo para Pixar. Algún día la Academia se tendrá que dar cuenta que este premio se les está quedando corto y tendrán que darle el de Mejor Película a secas. Esperemos que no tarden y les pase como con
Scorsese que tuvo que esperar hasta "Infiltrados" para ganar cuando ya había entregado "Taxi Driver", "Toro salvaje" o "Uno de los nuestros. Por cierto las películas que ganaron a esas obras maestras fueron "Rocky", "Gente corriente" y "Bailando con lobos"...
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