Con toda nuestra energía, en todos los foros, todo el tiempo

La distancia, como el tiempo, se vuelve relativa para nosotros con cuestiones como las de Malvinas y de la recuperación de la soberanía argentina sobre todas nuestras islas del Atlántico Sur. Este 2 de abril, 29 años después del conflicto con Gran Bretaña, me encontrará lejos, muy lejos de nuestro país, en Tailandia, a donde he sido invitado por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Chulalongkom, uno de los centros más antiguos y prestigiosos de ese país, para exponer sobre la Cuestión Malvinas. Y sin embargo estaré cerca, muy cerca de las islas, tanto como nos hemos sentido durante todo el ciclo de conferencias que realiza la Misión Argentina ante la ONU por todo el mundo explicando la situación creada por el litigio sin resolver. Bajo el título “Hacen Falta Dos para el Tango” (It takes two to Tango”), hemos ilustrado sobre el justo reclamo argentino y la necesidad de que las dos partes del conflicto acaten la decisión de las Naciones Unidas. Así, hemos llevado nuestro mensaje a los más diversos e influyentes auditorios, de Nueva Delhi, en la Jawaharlal Nehru University (JNU), a La Habana en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, de Berlín a la Columbia University y la New School University, en Estados Unidos. Nuestra charla en Bangkok, como las anteriores, estará orientada a mantener la atención de la comunidad internacional sobre la Cuestión Malvinas y a viabilizar la implementación de la Resolución 2065 de la ONU, que llama a las dos partes del conflicto, el Reino Unido de Gran Bretaña y la Argentina, a reiniciar las negociaciones diplomáticas bilaterales respecto de la soberanía de las Malvinas. La diplomacia argentina está desplegando de ese modo una estrategia clara, orientada a la generación de condiciones políticas propicias para que se cumplan las muchas resoluciones de las Naciones Unidas sobre la Cuestión Malvinas. En 1960, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 1514, que rigió todo el proceso descolonizador en defensa de pueblos sometidos o subyugados por un poder colonial y contra la usurpación de territorios. Y en 1965, formalizó la “Cuestión Malvinas” como caso “especial y particular” de descolonización. La “Cuestión Malvinas” es reconocida desde entonces como diferente de otros antecedentes de colonialismo, porque no existe un pueblo sujeto a la dominación o explotación extranjera, sino que rige el otro principio rector de la descolonización: la integridad territorial. En nuestras conferencias explicamos que la población y las autoridades de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur fueron expulsadas por la fuerza en 1833 y que el Reino Unido transplantó a un conjunto de ciudadanos británicos, hasta hoy el instrumento de la ocupación ilegal de esa parte del territorio argentino. La Asamblea General ha reclamado reanudar negociaciones bilaterales antes y después del conflicto de 1982 y el Comité de Descolonización de la ONU rechaza con la misma insistencia la negativa británica a buscar una solución negociada. Desde que comenzó el proceso de descolonización abierto por la ONU, más de 80 territorios pudieron recuperar su libertad y asumir la soberanía que les correspondía. Este 2 de abril nos toca estar en Tailandia, después será otro auditorio. Pero un día podremos recordar estos caminos recorridos mirando el Atlántico Sur desde el propio suelo de Malvinas, con su soberanía recuperada. Estaremos, temprano antes que tarde. Estaremos allí, tan cerca como para pisar esa tierra nuestra del Sur. Porque con asuntos como éstos, el tiempo y las distancias siempre serán relativos. Jorge Argüello Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas