El pueblo contra el sistema y otros cuentos de derechas

Se están diciendo tantas y tantas cosas sobre las acampadas y las protestas ciudadanas de estos días en España que se nos olvida el punto de partida. La revuelta que reventó para siempre la campaña de los de siempre es, sin duda, el gran balance que se está haciendo. Pero antes del llamado 'movimiento del 15-M' -todo comenzó el pasado domingo, día 15, con la manifestación convocada por la plataforma 'Democracia Real Ya'- hubo otro movimiento llamado 'No les votes'. Y antes de 'No les votes' hubo otros. Y antes de esos otros, pues otros más. Y ahora, este fenómeno dejará huella o no, pero habrá más y más. Y es así porque no es un movimiento provocado ni forzado por la izquierda institucionalizada, como acusa la derecha más rancia. Se trata de una respuesta al hartazgo ciudadano por todo lo que llevamos cuestionando como sociedad desde hace mucho tiempo pero ante lo que no hacemos nada: un sistema político democrático pero muy imperfecto. Un sistema que permite la partitocracia, donde unas cuantas formaciones se aseguran los presupuestos destinados a la financiación de los partidos. Un sistema que al final queda marcado por una bicefalia de PP y PSOE que acaparan el control de la política nacional. Controlan el Tribunal Constitucional, el Supremo, la Audiencia. Controlan el poder Judicial, en definitiva. Controlan el Senado y el Congreso. Nuestras leyes, nuestra sanidad, nuestra educación y nuestros impuestos. No salimos de Zapatero y de Rajoy, de Rubalcaba y de Cospedal. De González y Aznar. De los de Génova y los de Ferraz. Y mientras los jóvenes hastiados salen a las calles, acampan en Sol, en Plaza Catalunya, en las principales plazas de Granada, Almería, Gijón, Oviedo, Sevilla o de donde sea, algunos se empeñan en decir que son los antisistema de siempre. Los okupas con ganas de montarla. O peor: marionetas de Rubalcaba para manipular el devenir de las elecciones autonómicas y municipales que se celebran este domingo. Para contrarrestar las encuestas favorables al PP y para alterar un proceso democrático como aseguran que hizo en los días previos al 14 de marzo de 2004, cuando tras los atentados islamistas de Atocha se dio el vuelco en las urnas a favor del PSOE de Zapatero. Sí. Estamos así. Mientras en Reino Unido, Francia, Alemania o Italia se hacen eco de nuestras revueltas como si de pueblos árabes oprimidos fuéramos, nosotros nos empeñamos en hacernos aún más pequeños. Con una Junta Electoral que prohíbe las concentraciones de Madrid porque pueden "influir en el voto". Sí, un argumento tal en plena campaña. Se puede pedir el voto para la derecha desde el púlpito en las homilías. Pero no se puede permitir a nuestros jóvenes, a nuestros conciudadanos, salir a la calle y sentarse en ella para exigir una democracia real. Más les ha molestado a algunos que Rubalcaba no hiciera nada ayer miércoles por impedir que Sol se llenara de gente protestando contra el actual sistema. Está claro: no era ayer día para una batalla campal. Pero sí, ya está montado el show: el PSOE ha permitido otro 'golpe de Estado'. Términos tan guerracivilistas que aterran. Sobre todo porque quienes los usan son los que justifican que en un mes de julio de 1936 se hiciera precisamente eso: atentar contra la democracia republicana y dar un golpe de Estado militar. Había que acabar con el "caos". ¿Habrá que hacer lo mismo con los jóvenes que, pacíficamente, permanecen en plazas como la Puerta del Sol o Plaza Catalunya para defender sus derechos? Sé de unos que tienen la respuesta. Les sale fácil. Rápido. Sin pensar. Pablo M. Beleña Director Diariocrítico.com   Perfiles en   |     |     |   Blog  - Anteriores artículos de opinión de este autor: Me preocupa Bildu... pero tanto o más la Justicia Del Bin Laden montañero al del complejo hotelero Los guapos y las guapas en el periodismo <<<<Más artículos de este autor>>>>