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El hurón: Jóvenes suficientemente cabreados (JSC)

El hurón: Jóvenes suficientemente cabreados (JSC)

jueves 19 de mayo de 2011, 22:30h
Gumer se extraña porque he decidido ponerme a ordenar papeles. Le gusta meter el hocico en mis empolvadas carpetas que, con el paso de los años, empiezan a plantearme problemas serios de espacio. Inevitablemente, resucito recuerdos, que unas veces me entristecen y otras me permiten comprobar cómo algunos temas soportan el paso del tiempo y mantienen su interés. Y es así como me topo con unos apuntes (4 de noviembre de 1.983) que no me resisto a comentarles.    Hacía pocos meses que el joven Felipe González había mandado al paro a  todo el equipo de UCD, aunque el Gobierno seguiría, en funciones, hasta el 2 de diciembre. Juan José Rosón, aún ministro del Interior, me invitó a que le acompañara a La Coruña, donde él era el protagonista de una cena-coloquio, organizada por el Club Porlier. Aproveché la oportunidad y, a diez mil metros de altura, tomé las notas que hoy me sirven para hilvanar estas líneas. No tienen desperdicio. El político gallego ya tenía muy claro que “la juventud sale de las aulas con una cultura distinta, con un lenguaje distinto y ellos son los que pueden volcar, en un sentido o en otro, las elecciones. Nosotros, que teníamos el poder de concentrar a tantos jóvenes, hemos sido insensibles a sus inquietudes concretas. Por ejemplo, el mundo del rock”. Han pasado casi treinta años, pero parece que han cambiado poco las cosas, como acaban de poner evidencia los muchachos de la llamada “generación perdida”,  que estos días  reclaman dignidad en muchos rincones de España. Claro que tienen razón, mucha razón, pero sería conveniente separar el grano de la paja, porque el “tottum revolutum” es formidable. No sé cómo terminará esta historia, pero Dios quiera que sirva de revulsivo a los políticos, a los unos y a los otros, para que pongan remedio a este desbarajuste y a la acción de protesta protagonizada por los J.S.C. (Jóvenes Suficientemente Cabreados).    Estos días he leído, con poco más de una hora es suficiente, la obra (menor en páginas y gigante en difusión) de Stèphane Hessel. Tiene el mérito de lanzar un alegato a favor de la insurrección pacífica de la juventud: “mirad a vuestro alrededor -dice- encontraréis los hechos que lo justifiquen, situaciones concretas que os llevarán a emprender una acción ciudadana fuerte”. Lo dice un señor de 93 años, que siempre ha dado la cara y que hizo de la defensa de los derechos humanos su razón de ser. La lectura de “Indignaos”, así se llama su obra, me ha recordado el “Manifiesto contra la muerte del espíritu”, que lanzó hace nueve años el escritor colombiano y Premio Cervantes, Álvaro Mutís. Me impresionó y me sigue impresionando un texto que hoy abrazan millares, tal vez millones, de ciudadanos de todo el mundo. Un Manifiesto que no pretende denunciar políticas gubernamentales…” que se alza contra algo mucho más hondo… contra la profunda pérdida de sentido que conmueve a la sociedad contemporánea”. Hessel y Mutis, prácticamente, hablaban de lo mismo. Y J.J. Rosón, ya lo venía venir.     Vuelvo al principio, a mis viejos papeles del 83. Ese año, Alain Peyrefitte, político de largo recorrido y miembro de la Academia francesa, publicó “Cuando la rosa se marchite…”, un título muy sugerente para los tiempos que vivimos. En sus páginas denuncia que “el contrapoder económico, tradicionalmente a la derecha, ha basculado también, en una parte muy importante, hacia el campo del poder político, incluso el poder judicial, que debería ser una potencia arbitral, una fuerza de interposición”. Peyrefitte, una de las plumas más lúcidas de Francia, advertía del peligro de la desinformación, porque “los deterioros causados por una mala gestión  pueden ser reparados por una buena gestión, pero los deslizamientos que trae consigo, para un pueblo libre, el adormecimiento de los órganos de opinión pueden ser irreparables”. Y ese mismo año, Rosón me contaba que la española era “una derecha inculta, que desprecia la cultura y que desprecia a los intelectuales. Y si no es capaz de rebelarse contra aquellos que les pagaban las elecciones, no tendremos -ni siquiera éticamente- la calificación de derechas. De ser así, estaremos a las órdenes de unos señores que ponen el dinero y que mandan”. Sabias lecciones, pese al tamiz del tiempo. Félix Lázaro. Periodista. Las notas de Gumer. 1.- Herrera  “tocó la guitarra en el aire” y López (culo veo, culo quiero) rasgó las cuerdas en Arroyo de la Encomienda. No faltará quien, a partir del lunes, le recuerde el “tocála otra vez, Óscar”, un buen eslogan para la próxima campaña. 2. - ¿Volverán las “oscuras golondrinas” al Ala Oeste del Colegio de la Asunción? Sí, mucho me temo que para JVH, como para Julio Iglesias, la vida sigue igual. Qué aburrido pensar que durante los próximos cuatro años más de lo mismo… y una cenita reparadora con su inseparable escudero. 3.- A la consejera Clemente, “tierra de dolores”, se le ha sublevado la tropa. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Envidia? Lo cierto es que los “sabores” van como un cañón. Y 4.- Claudio Argüello, Jefe de Tráfico de Soria que ha sido “pillado” a 207 km/h. ¿Qué sanción se merece tan “ejemplar” mando? El director general de la DGT, don Pere Navarro, tiene la palabra.
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