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Otros 15 años de paro

jueves 26 de mayo de 2011, 08:19h
    Hubo un tiempo en que España, aislada y mágica, se comportaba en sus cuentas y en sus ilusiones como un niño encerrado con el único juguete de sus sueños… Tiempos que ya pasaron, en los que África comenzaba en los Pirineos y en los que éramos “la reserva espiritual de Occidente”. Pero, a la fuerza, nos hemos caído del caballo, del caballo de cartón o del caballo de Troya, y no hay más que escuchar a la OCDE, Organización Internacional para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que nos acaba de echar un jarro de agua fría, porque no ve con optimismo el futuro de España en lo relacionado con la creación de empleo, que es un indicador y un objetivo para la estabilidad. Y hasta tal punto no lo ve que señala que España tardará al menos quince años  -quince años, amigos, quince años-  en recuperar las tasas de empleo anteriores a la puñetera crisis. Y la OCDE no es un partido político con intereses electorales ni un club de manipulaciones bursátiles, sino que es la organización formada por los 34 países más avanzados del planeta, que representan un 80 por ciento del Producto Interior Bruto mundial.      En fin, nada resuelve que Zapatero y Rajoy se suban al ring parlamentario cada mañana, después de haber desayunado un sapo, y que se pongan “como chupa de dómine” o, como dice el pueblo llano, que se pongan “a parir”. Porque mientras debaten si la crisis es asunto de galgos o de podencos, y mientras se enzarzan en pretextos y promesas, los expertos que ven nuestras cuentas con objetividad y desde la experiencia nos dicen que hasta el año 2026, dentro de quince años, no levantaremos cabeza.      Esperemos que, desde el Gobierno, no se le diga a la OCDE lo que se Pedro Solbes le replicó a Manuel Pizarro en el debate más elocuente y más escandaloso de hace tres años y pico, antes de las últimas elecciones generales: que hablar de crisis era de “anti-patriotas”, y que eso de “que viene el lobo, que viene el lobo”  era una fábula de la factoría de los pesimistas. Y ojalá tampoco los cinco millones de parados (y los que vendrán) se reduzcan a una munición para el debate parlamentario en que las descalificaciones priman sobre las soluciones. Porque gobernará Rajoy, si es que gobierna, y los parados no se preguntarán por quién es el inquilino de La Moncloa sino por su desesperada situación. De verdad, amigos, que ante esta crisis, ante esta indignación, ante esta negra coyuntura ¿no sería conveniente y decente y necesario e imprescindible un pacto por encima de las ideologías y de los intereses partidistas, como los “pactos de La Moncloa” en los tiempos de Adolfo Suárez y de la Santa Transición? ¿No hay nadie, en España, capaz de liderar una “nueva frontera” para evitar estos quince años venideros de destrucción de empleo y de pobreza? > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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