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Opinión: Javier Fernández Arribas

Milagro Rubalcaba

Milagro Rubalcaba

martes 31 de mayo de 2011, 13:45h
La heórica del PSOE se llama Alfredo Pérez Rubalcaba. El sprinter que era capaz de bajar de 11 segundos en sus carreras de 100 metros lisos se enfrenta ahora a una debacle electoral que no depende de su entrenamiento, que es amplio y contrastado, ni de el de sus adversarios, que es paciente y sosegado, sino del veredicto ya anunciado de los jueces y el crono que valoran, sobremanera, la calle del paro y de la crisis por la que corre el precandidato socialista. ¿Habrá milagro Rubalcaba? La respuesta es bastante simple: es imposible que en 10 meses la economía española cree los puestos de trabajo necesarios para que los ciudadanos recuperen la confianza en un gobierno que no supo admitir la existencia de la crisis, ni su magnitud; que se empeñó en una protección social que lastraba la actividad económica; que llevó a España al borde del precipicio; que fue forzado por la Unión Europea y Obama a cambiar radicalmente de política económica  y adoptar serios recortes y reformas que ha realizado a medias; que ha gestionado erráticamente la crisis financiera internacional y la nacional por la burbuja inmobiliaria y que culmina así una serie de errores políticos de primera magnitud. El más grave fue la reforma de los estatutos de autonomía, sobre todo el de Cataluña, cuando los ciudadanos ni lo comentaban, y después la imposición de una Memoria Histórica que dividía más que hacer la justicia que todos deseábamos. Entre medias surgían improvisaciones incomprensibles para unos ciudadanos que reclamaban un diagnóstico claro y unas medidas, aunque duras y crueles, en las que confiar para terminar con la pesadilla del paro y de la crisis. Seguro que Rubalcaba mira hacia el futuro para intentar lograr el milagro, que es capaz de ofrecer un programa que intente captar la ilusión perdida de los votantes y que se presenta como un candidato curtido y experimentado, pero su reto es demostrar que su oferta es posible, real, verdadera, y, por tanto, creíble y votable,  por muchos sacrificios que exija. Si Rubalcaba se presenta como un parche de Zapatero, la hecatombe electoral será mayor todavía; si lanza un programa propio, audaz y valiente para incitar cierta esperanza de futuro, puede tener alguna oportunidad. Rubalcaba tiene que echar un órdago, con las cartas boca arriba, para recuperar el apoyo perdido. Lo dicho, la heórica, que obliga a Rajoy a emplearse muy a fondo para evitar el milagro Rubalcaba. - Lea también: Barreda continúa el 'culebrón': pide al PSOE cambios "más profundos" Éstos son los amigos y 'enemigos' de Rubalcaba  Rubalcaba: "Ni dedazo ni conspiración" Especial Comité Federal
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