www.diariocritico.com
¿Dónde está el límite de la televisión?

¿Dónde está el límite de la televisión?

viernes 29 de junio de 2007, 13:28h

Muchas veces se denomina a la televisión con el mote de: caja boba.

Esta manera de llamarla la cubrió por un tiempo de un manto protector bajo el cual se fue gestando esto que hoy nos asombra y nos preocupa.

Al creerla inocente, banal, pasatista, nos despreocupamos y fuimos dejando que buscara nuevas formas sin poner de nuestra parte un límite: el de dejarla de mirar.

Paradójicamente nos fue invadiendo, dejó de ocupar el lugar evidente y comenzó a ocultarse en nuestro cuarto y en el de nuestros hijos.

Hoy nos espanta e intentamos tímidamente condenarla, pero no dejamos de sentirnos atraídos por ella  y seguimos consumiendo lo que nos brinda.

El fin último de la televisión no es el de educar, su fin es el de hacer de ella un negocio rentable y en la búsqueda de esto todo es válido.

La ficción se defiende diciendo que la realidad la supera y que muchas veces un noticiero puede resultar más violento que la serie más cruenta.

Un noticiero puede parecernos varias cosas a la vez: un tribunal que absuelve o condena, el consultorio de un médico que aconseja tal o cual forma de vivir mejor, un espejo de la realidad más cruel, de la inmoralidad más grande, de la miseria más dolorosa y del lujo que se le contrapone, príncipes y mendigos, delincuentes y santos se dejan ver a través de este espejo que por ser de cristal, no piensa, no siente, no se hace cargo y contraataca diciendo que no hace más que mostrar la realidad.

Ayer, me di cuenta que el límite está muy lejos de alcanzarse: el atardecer comenzaba y con él uno de los primero noticieros vespertinos. Sin poder reaccionar me sentí trasladada al interior de una causa penal terrible y sin proponérmelo tuve ante mi la imagen de una pobre mujer que sentí era nuevamente abusada.

No puedo entender como nadie del “equipo de producción” de este noticiero pensó por un momento en el derecho de esta víctima y de su familia  a no ser exhibida sin piedad.
En el plano de las suposiciones  me pregunto si antes la madre de la víctima había visto estas imágenes, si sus hijos o sus hermanos las vieron, cuántas veces se multiplicaba en ellos el dolor y el espanto que yo sentía.

Mientras intentaba salir de mi asombro escuchaba al conductor del noticiero hablando de imágenes cuidadas mientras hacía, cual improvisado forense,  un análisis de lo que mostraba.

Hoy mis interrogantes de ayer están sin respuesta, a ellos agrego otros: ¿quién facilitó el material fotográfico exhibido? ¿No existe un controlador oficial que sancione públicamente estos hechos? ¿El silencio es salud o complicidad? ¿Es la televisión tan poderosa como intocable?

La libertad de prensa tiene un  límite: el de los derechos que la constitución nos otorga como ciudadanos de este país,  y en caso de estar muertos el derecho a ser tratados con  mayor respeto ya que no tenemos posibilidad de defendernos.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios