www.diariocritico.com
La elección porteña

La elección porteña

lunes 02 de julio de 2007, 23:47h

La segunda vuelta electoral de la Ciudad de Bs.As. ratificó lo ocurrido en la primera. El macrismo aseguró su dominio político en el distrito.  De este modo, se consolidó una posición electoral que comenzó en el 2003 cuando  ganó la primera vuelta y pierdó en el ballottage con Ibarra por 7 puntos (Considerando ambos ballottages, Macri acrecentó su voto en 4 años en un 23,7%); salió primero en las legislativas de octubre del 2005. Desde hace años que tiene la primera minoría en la Legislatura, y ahora quedó cerca del quórum propio. Superó el techo que tenía y disolvió una parte importante del voto negativo. 

Las campañas referenciales del apellido Macri  no tuvieron el mismo efecto que en el 2003. Pero el éxito de no puede ser leído sin considerar el fracaso del progresismo/oficialismo, incluyendo la falta de construcción política de los últimos años.

El voto a Macri no fue predominantemente un voto castigo contra Kirchner; pero parcialmente, el voto al PRO fue para poner un límite al poder del kichnerismo. El voto límite o el voto contra el oficialismo nacional, es habitual en este distrito.        
Este es el distrito en que el oficialismo nacional tiene el consenso más débil; y el resultado, desde el gobierno y la prensa, fue leído como una derrota, a pesar de estar suficientemente anunciada. Agregándose ese día la sorpresa de que en la provincia de Tierra del Fuego le ganaba al kirchnerismo una diputada por el ARI, a quién se auguraba  pocas posibilidades. 

Otro factor importante del consenso a Macri fue la búsqueda de un “gerente”, de un administrador de la ciudad. Fracasó elentonces actual Jefe de Gobierno en su intento de arrastrar el voto a favor de la gestión.

La población quería un cambio y eligió una cara nueva a lo que viene gobernando desde hace años.

 En el otro polo se observó la involución del progresismo. Su candidato, Filmus, obtuvo en la segunda vuelta, un 31% menos que su antecesor triunfante en el 2003, Ibarra, quien ganó a Macri.

 Si bien el Ministro de Educación hizo una muy buena campaña electoral y prueba de ello fue el crecimiento desde el principio hasta el acceso  al ballottage,  el perfil progresista y el perfil oficialista que tenía, suponían en este distrito, necesariamente, una reticencia de votos.

El desencanto de los porteños respecto del progresismo no lo es por su ideología, sino por la dificultad que tiene este sector de hacer  corresponder la intención con la gestión, las ideas con la gobernabilidad.

 Acompañaron las experiencias políticas de estos años que proponían superar el bipartidismo e inaugurar la nueva política.  El fracaso reiterado de acciones y de dirigentes, terminó cansando a los porteños. Además, la fragmentación de este espacio, muchas veces esta sustentado en la prevalencia de las personas sobre los proyectos.  

Algunos analistas y ciudadanos construyeron la hipótesis errónea de que el 60% de la población se había derechizado al apoyar a Macri, quien en realidad Macri huyó de toda identidad ideológica. Esa huida tiene razones que inclusive trascienden el análisis puntual, y se inscribe en la flexibilización de las ideologías, y la ambigüedad y mixtura que se producen entre fuerzas políticas hoy en occidente. Se pondera el pragmatismo como superación de las  ideologías,  y se cuestiona el afán discursivo de la política tradicional.         

 A diferencia de Macri, Filmus definió su posicionamiento como progresista. En realidad  tuvo un bivalor: progresista/oficialista. La población porteña percibió en Filmus y en Telerman un puente vinculado a un progresismo en crisis. Y que el único candidato diferente de lo anterior  era Macri.  

Los votantes acompañaron la indefinición de Macri, porque tiene que ver con su propia indefinición en tiempos de transición y de cambios culturales. Hoy es impensado que un candidato  se presente, a cara descubierta, exhibiendo su perfil de  derecha, como aquella derecha reaccionaria en lo económico y también en lo cultural. Aquella derecha se  pertrechaba en tiempos en que la revolución social era una utopía posible.   

Como las ideologías siguen existiendo, a pesar de su crisis, se podrá registrar su develación cuando el nuevo gobierno se exprese en sus  procedimientos.  
Macri puso el acento en las soluciones más que en los diagnósticos, evitó el debate, y en forma oblicua envió mensajes de críticas al progresismo/oficialismo.
La población votó por el cambio. Decir, el cambio, significa gestión y administración respecto a lo que había. Está claro que no votó hacia la izquierda,  pero tampoco votó por la entronización de la derecha.      

Desde su triunfo electoral Macri se convirtió en el principal referente de la oposición, pero no aún su líder. El peso de los votos legitima su condición de primo interpares. Pero para alcanzar la jefatura de la oposición le falta sortear algunos obstáculos. El candidato a la presidencia que es propio del partido ganador, no logra tener un caudal de votos importante, y hay otros dirigentes que no están dispuestos a sumarse a una alianza, en la que  no van a ser candidatos. Por lo tanto a Macri le caben dos grandes tareas por delante; gobernar la Ciudad de Buenos Aires; y consolidar una alternativa de poder que pueda culminarla en el 2011.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios