Uno de los nuestros

Que todo quede en familia. Esa parece ser la lógica que ha imperado en la elección del segundo nivel en la Junta en aras de que estén en el “poder” los consanguíneos. ¿Están aquí por el apellido? Esperemos que no, pero a primera vista lo parece. Lo que no cabe duda es que los parentescos ayudan –y mucho- en la política regional. De siempre –nos cuentan- en la derecha se ha hecho más habitual encontrar parientes en la política. Serán familias con vocación de servicio público. El confirmado secretario general de Cultura y Turismo, José Rodríguez Sanz-Pastor, es el yerno de Pedro Martín, presidente del Consejo de Cuentas; el secretario general de Agricultura, Juan Zapatero, es hijo del fallecido Emilio Zapatero, que fue consejero de Cultura y senador; la secretaria  general de Sanidad, María Paz Rodríguez Cantero, es hija de la que fuera directora de Educación, Leíto Cantero; la viceconsejera en Función Pública, la soriana María del Rocío Lucas… Y no acaba, por lo visto, ahí, ayer conocíamos que el futuro delegado territorial en Valladolid podría ser Pablo Trillo, hermano de Federico, y previsiblemente continuará ocupando alguna dirección general Marta López de la Cuesta, hija del que fuera secretario general de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Albino López Torrecilla. A la vista de estos y los anteriores nombramientos, Herrera, pese haber ganado con holgura las elecciones, se ha atrincherado en un círculo de fieles de la máxima confianza de él o de su mano derecha e izquierda. Un equipo endogámico en todos los sentidos. Por eso, muchos de los viceconsejeros y secretarios generales descartados en la primera criba tienen aún esperanzas de ser recuperados para alguna de las direcciones que se cubrirán mañana. Si una consejera puede ir destinada a una viceconsejería por qué no un secretario general a una dirección. Y es que algunos altos cargos se quedarían a vivir para siempre en La Asunción. Ellos podrían decir como en la película 'Uno de los nuestros', de Scorsese: “Lo que me costaba era dejar aquella vida, me gustaba esa vida, nos trataban como a estrellas de cine peligrosas, teníamos todo sólo con pedirlo”.