Por los infinitos caminos de Cantabria (XXV)

Recorrer los caminos y senderos del valle de Valedolea supone un constante descubrimiento. Además de sus excepcionales paisajes, surcados de valles y verdes praderas, se pueden encontrar restos de la época romana, como sus ruinas de Camesa-Rebolledo, y destacados ejemplos arquitectura religiosa y civil. Sin embargo su patrimonio más antiguo son sus Menhires. En Valdeolea encontramos un total de nueve menhires, ocho de ellos hincados y uno cruzado sobre un arroyo. A éstos podemos añadir un décimo, conocido como “Sansón”, que se encuentra en una localidad palentina muy próxima, y que sin duda pertenecía a este grupo. La mayor parte de estos menhires se encontraban caídos por el paso del tiempo, y en muchos casos desplazados de su lugar original. Son todos de piedra arenisca, dato importante ya que los terrenos sobre los que se ubican son calizos. Están dispuestos en diagonal y con sus caras principales orientadas al sur. Este hecho ha generado dos posibles orígenes: bien relacionados con los ciclos astrales o bien como deslindes de tierras entre dos comunidades vecinas. Hasta la fecha, y pese a los estudios realizados en la zona, el origen concreto de los menhires de Valdeolea está sin precisar, aunque se calcula que tengan unos 5.000 años y que fueran construidos por gentes del Neolítico. Ruta de los Menhires La especial ubicación de los menhires de Valdeolea ha promovido la creación de una ruta a seguir, correctamente señalizada y de fácil recorrido. Tiene unos 13 kilómetros y se inicia en Mataporquera, capital del municipio, pudiéndose realizar tanto a pie como en bicicleta. En su punto de origen encontramos el primero de los menhires, el denominado “Cañón o Piedrahita”, cuya forma inclinada antes de su restauración simulaba un cañón. Su altura, 3,68 metros, y su especial ubicación, en la que se puede disfrutar de una excepcional panorámica del valle y de su riqueza natural, lo convierten en uno de los más visitados de esta ruta. Muy próximo, y cercano al pueblo de Bercedo, encontramos “El Peñuco”, de 4 metros de altura y que a juzgar por el material del que está compuesto posiblemente fue arrastrado más de dos kilómetros hasta su situación actual, desde la cual se ofrecen también al visitante inmejorables visitas. El tercero de los menhires, “El Cabezudo” es el más importante del conjunto de Valdeolea, ya que sus casi 5 metros de altura le sitúan como uno de los más altos de España. Prosiguiendo la ruta, en el término de la Cuadra, encontramos “La Llaneda”, de casi 4 metros de altura. Su situación actual no es la original, ya que con el paso del tiempo, y por motivos territoriales, ha sido desplazado con frecuencia, perdiéndose el rastro de su ubicación primaria. Uno de los menhires más pequeños es el denominado “La Puentecilla”, que tras ser restaurado alcanza sólo los 2,35 metros de altura. Siguiendo el itinerario fijado encontramos “La Matorra I” y “La MatorraII”, cuya principal peculiaridad es que además de ser los menos altura (1,60 y 2,20 metros respectivamente) son los únicos que se encuentran juntos. En la localidad de Reinosilla se encuentra la “Laja megalítica” o “Menhir puente”, cuyo origen se cree que fue un dolmen, que tras ser destruido fue acarreado hasta su actual ubicación para servir de “puente” sobre un arroyo. El último  de los menhires de Valdeolea es el denominado “Peñahincada”, o también conocido como “Piedra de Sansón”. Este último término tiene como origen una leyenda popular que asegura que fue lanzado por este personaje desde un alto cercano, quedando clavado en el lugar original. Es de 3 metros de altura, y pese a estar hincado en estos momentos ha permanecido mucho tiempo inclinado. Vea también: Infinitos caminos I / II / III / IV / V / VI / VII / VIII / IX / X / XI / XII / XIII / XIV / XV / XVI / XVII / XVIII / XIX / XX / XXI / XXII / XXIII / XXIV