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El inútil Senado

miércoles 14 de septiembre de 2011, 08:19h
    ¿Para qué sirve el Senado? ¿No tenemos la suficiente experiencia en la vida democrática española para constatar que la Cámara Alta es una cámara inútil?  Cuando, en las autonomías, se habla de eliminar organismos duplicados, diputaciones, delegaciones varias… ¿por qué no se le aplica la tijera al Senado, ese lago de los cisnes aburridos, ese estanque dorado en el que se coloca a los viejos “rockeros” o a los jóvenes sin oficio?  Ayer el presidente Zapatero, que regresa a León y que se construye una residencia en la zona de Eras de Renueva  (hay un anuncio en los periódicos locales ofreciendo una parcela al lado de la futura mansión del presidente, y nadie la ha comprado, al menos hasta ahora) decimos que ayer el presidente Zapatero, en su última comparecencia en la Cámara Alta, lamentó la ineficacia del Senado y el fracaso de intentar convertirla, tal como señala la Constitución, en el foro  de debate de las autonomías.      Ese foro de las autonomías nunca ha funcionado, ni con la UCD ni con el PP ni con el PSOE. Ni funcionó ni, al parecer, hay interés en que funcione. Por ello, y dentro de la política de austeridad que imponen las circunstancias y las realidades, proponemos que dejen de dar vueltas a la noria y que supriman el Senado de un plumazo. Son muchos gastos para tan nulo rendimiento, y son muchas ceremonias para tan inútiles resultados. En la Roma clásica, heredera de la democracia griega, el Senado era un concilio de seniors, de gentes experimentadas, de ciudadanos con capacidad de moderación para replantear las decisiones democráticas… Pero, siglos después, eso ha dejado de tener sentido, y hoy el Senado español es una institución obsoleta, costosísima, perfectamente prescindible y, si me apuran, un comedero político para quienes no tienen otro árbol al que arrimarse.      Ojalá alguien tenga el valor y  la decencia de impulsar que en un futuro, y aplicando todas las cautelas legales que requiere una reforma constitucional, el Senado pase a mejor vida. Es tan innecesario como una embajada de marcianos, tan impresentable como un pesebre de desesperados, tan inútil como una cuadrilla de peones camineros sin pico y sin pala. Y puesto que Zapatero tiene muy difícil pasar a la historia por algún hecho glorioso, de ésos que son recordados por los historiadores, que al menos promueva la desaparición del Senado, y la España real, la que sufre, la que no chupa del bote, lo celebrará con entusiasmo. Y que Dios se lo pague. Lea también: Zapatero se despide del Senado lamentando que no llegara su reforma Los senadores declaran sus bienes sin grandes fortunas ni escandalosas posesiones
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