A Francesc de Carreras

Muy apreciado amigo: He leído, y releído, tu colaboración a La Vanguardia de fecha 1 de Octubre en la que avisas a Ramón Jáuregui, Ministro de la Presidencia, sobre lo que a tu juicio es el nacionalismo catalán. Ciertamente tu opinión me ha extrañado. No es tu estilo. Sabes que sigo tus distintos escritos, que hemos estado codo con codo en algunas tertulias de esta Barcelona polifacética, que te he oído y escuchado en alguna de tus intervenciones electoralistas al aire libre. Supongo  sabes que no comparto la mayoría de tus ideas sobre el nacionalismo catalán pero también sabes que siento el más profundo respeto por lo que crees y defiendes. Pero, sinceramente, creo que te has pasado en tu primicia otoñal. De una manera muy general, quizás excesivamente general, tú sueles tomar como punto de referencia  para Catalunya a la inamovible y  sacrosanta literalidad de la Constitución, mientras los nacionalistas catalanes toman como punto de referencia la posibilidad y la necesidad de modificar, con urgencia, dicha Constitución. Hasta aquí estamos, aún, en el “contraste de pareceres” del dictador que tú y yo recordamos. Pero hoy “m’has tocat els nassos”. Y quiero hacerte una reflexión huyendo del estilo beligerante que algunas veces asoma en mis opiniones y del que prometo enmendarme en el futuro dentro de  lo que buenamente pueda. Extraigo de tu contexto:“Tú conoces bien el nacionalismo vasco, el catalán es parecido”. Te pregunto: ¿en qué?. Todos los nacionalismos buscan una libertad que no tienen pero estarás de acuerdo conmigo en que Catalunya carece de trato fiscal adecuado y que de ETA sólo ha sufrido atentados. Reflexiona fríamente sobre lo que se llama leer entrelineas. “Hacerse siempre la victima frente al enemigo de toda la vida”. Francesc, en primer lugar eres tú el que hablas de enemigos y en segundo lugar parece que olvidas que es el nacionalismo catalán el que en realidad es la victima del sistema instalado por el nacionalismo español. “Los nacionalistas catalanes durante 30 años no quieren puentes, quieren quejarse, para ellos la autonomía no es una finalidad, es una etapa hacia la independencia”.  Sinceramente, no hay por donde cogerte. No entiendo cómo alguien puede pensar así cuando los nacionalistas catalanes contribuyeron a la salida de España de una larga dictadura impidiendo una nueva guerra civil, han contribuido hasta su propia ruina en la reconstrucción de una España cerrada en sí misma, anticuada y caduca y cuando llega el momento de pensar en su propia nación salen voces como la tuya que, indudablemente, colaboran activamente en que el ideario independentista tome cuerpo en la sociedad catalana. ¿Habrá que agradecértelo? Y para terminar, por favor, no me hables de hipocresía del catalanismo. El catalanismo no ha sido ni es hipócrita sino que habla bastante claro, cosa que nunca, nunca, han hecho los dos grandes partidos del nacionalismo español, incluyendo a sus respectivas parafernalias autonómicas. Y un fuerte y cordial abrazo dentro de la más plena discrepancia.