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Ecuador acoge a importante población de mantas gigantes

Ecuador acoge a importante población de mantas gigantes

La ley ecuatoriana prohíbe la pesca y venta de esta especie, la manta más grande del mundo.

Ellas buscan peces pequeños que limpien sus cuerpos de los parásitos acumulados. Vista desde arriba parece una negra alfombra mágica que vuela bajo el mar. Vista desde abajo, parece una sábana blanca cuyas branquias y manchas simulan un rostro con lunares. Desde cualquier ángulo, lo que más impresiona es su tamaño. La manta birostris o manta gigante es la especie de raya más grande del mundo. Familiar del tiburón, este pez formado por cartílagos e inofensivo para el ser humano, mide entre seis y ocho metros de aleta a aleta; se alimenta de plancton y tiene una cría al año. Esta información no se conocía antes del 2009. Previo a esa fecha solo se reconocía la existencia de la manta alfredi, o manta arrecifal, cuyas dimensiones y lo incierto de su biología, motivaron a la científica estadounidense Andrea Marshall a especializarse en estas voladoras submarinas. Sin embargo, la investigación para obtener el grado académico de PHD de Marshall no solo reveló nuevos datos sobre la especie conocida, sino que identificó a una nueva: la manta birostris, hecho que ha sido calificado por la comunidad científica como uno de los descubrimientos biológicos más importantes de los últimos cincuenta años, y especie en la cual la científica luego concentró sus estudios. Pero, mientras Marshall investigaba a la especie en Mozambique (África), en Ecuador dos apasionados por la vida marina también le seguían la pista a esta alargada especie. Michel Guerrero, biólogo marino e instructor de buceo, relata que en el 2005, junto con Mark Harding, fotógrafo submarino, se percataron de la presencia de un gran número de mantarrayas en las aguas que rodean la isla de la Plata, en Manabí, pero meses después dejaron de verlas. Al siguiente año, ellas volvieron, describe, justo en los meses de temporada de avistamiento de ballenas, entre junio y noviembre. Esta coincidencia los llevó a iniciar una investigación científica formal sobre la población de mantas en la isla de la Plata, que se ubica dentro del Parque Nacional Machalilla. En el 2009, relata Guerrero, Harding y él consiguieron los permisos del Ministerio de Ambiente y el apoyo de dos voluntarias estadounidenses. Durante 26 días de buceo, el equipo identificó a 106 individuos. El informe oficial se publicó y una versión en inglés fue difundida entre la comunidad científica internacional. “Tuvimos la suerte de que nuestro informe llegue a manos de Andrea. Ella pensó que nosotros éramos unos locos que nos estábamos inventando los datos, porque no cría que un sitio pueda concentrar a tal número de individuos. Nos buscó y de pronto tuvimos a la mayor eminencia en mantarrayas en Manabí”, describe Guerrero. En el 2010, Marshall visitó las costas ecuatorianas, iniciando junto a Guerrero y Harding el Proyecto Elasmo, que busca proteger a esta especie migratoria, y que cuenta con el respaldo del Instituto de Investigaciones Marinas Nazca y de la Embajada Británica del país. El año pasado, el Proyecto Elasmo identificó a 184 mantas gigantes en los alrededores de la isla de la Plata, y a tres se les instaló un dispositivo satelital, con el propósito de conocer sus recorridos migratorios. Dos de las mantas se dirigieron hacia Perú y una de ellas hacia el Oeste de Ecuador. Los datos más importantes que resaltan de este rastreo es que el individuo que navegó hacia el oeste recorrió 250 kilómetros en 45 días, cifra que demuestra su alta capacidad de navegación, comenta Guerrero. Además, este mismo individuo se sumergió alrededor de 900 metros bajo la superficie, demostrando que su rango vertical de nado es amplio, añade el biólogo ecuatoriano. Pero esto no es una sorpresa para Marshall, pues en Mozambique, donde reside, ella identificó a un individuo que en 60 días alcanzó los 1.600 kilómetros de recorrido y se sumergió hasta 1.400 metros bajo el mar, datos que hacen que la investigación sobre la raya más grande del mundo sea un reto, debido a su amplia distribución. Este año, el Proyecto Elasmo, que nuevamente contó con la visita de la doctora estadounidense, logró identificar a más de 200 individuos, y marcó a dos ellos, una hembra y un macho, describe Guerrero. Marshall dejó el país el viernes pasado, tras un mes de estadía, y antes de su partida reveló a este Diario que la situación de la manta gigante es más crítica de lo que los científicos creían. Actualmente esta especie se encuentra en la categoría Casi Vulnerable, de la Lista Roja de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN); pero que tras sus investigaciones, la voladora de los mares pasará a la lista de especies Vulnerables. “Esta especie, al igual que los tiburones, es apetecida por sus aletas y está siendo víctima de la pesca, dirigida e incidental. Por eso lo que buscamos es impulsar medidas de protección internacional para cuidar a este maravilloso”, enfatiza Marshall, quien planea volver al país el próximo año.