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Día de alegría

Día de alegría

Ya sabemos que el comunicado de ETA mantiene un tono bravucón, mantiene la absurda pretensión de la formación de una Euskal Herria imposible y, sobre todo, se niega a recordar a las muchas víctimas que ellos mismos crearon. Es un comunicado insuficiente, pero nadie medianamente realista podía esperar otra cosa; es una derrota en toda regla de la banda del terror y del horror, que ha pretendido salvar los muebles, pero que sabe que está liquidada. Infiltrada, desorganizada, sin apoyos en la ciudadanía vasca, sin dinero, sin ninguna comprensión internacional, ETA no tenía otro remedio -y se venía diciendo desde hace tiempo-que tirar la toalla. Es el fin de cuarenta años de pesadilla. Claro que quedan flecos, claro que ha habido que escenificar una conferencia 'internacional de paz' (con perdón), claro que ha habido una negociación subterránea, incluso dejar que la banda del horror mantenga la cabeza erguida. Pero es una gran noticia, y parece poco realista negarlo, como hacen algunos vaya usted a saber por qué razones. Y es un triunfo, y no lo decimos por ser políticamente correctos, de la sociedad española: sucesivos presidentes del Gobierno negociaron con ETA, las víctimas -nuestros héroes-sufrieron tragándose la ira y las lágrimas, los ciudadanos confiaron en sus fuerzas de seguridad, que han tenido una magnífica actuación. Ahora veremos qué ocurre. Habría que pedir a todas las fuerzas políticas, a todas las autonomías, a todos, que empujen en la misma dirección. La del realismo, la de la flexibilidad no exenta de firmeza. España no ha entregado nada a ETA: ni Navarra para el País Vasco, ni excarcelación de presos -el acercamiento es otra cosa; está previsto en la Constitución--, ni autodeterminación...Nada. Tampoco ha sido una concesión la constitución de Bildu, aprobada por el Tribunal Constitucional y respaldada -qué le vamos a hacer-por trescientos mil vascos; no nos gusta Bildu, pero creemos que ni se corresponde milimétricamente con ETA ni era posible evitar su concurrencia a las elecciones. Hacer coincidir el fenómeno separatista y anti-sistema de Bildu con el terrorismo de ETA es, cuando menos, excesivo y arriesgado. Cierto, Bildu obtendrá, con esto, aún mejores resultados de lo que se esperaba en las elecciones del 20-n, pero insistimos: qué le vamos a hacer. Hay que hacer primar el estado de derecho por encima de nuestras apetencias e incluso por encima de lo que juzgamos conveniente. Ese mundo, el de los antisistema soberanistas que ahora abominan de la violencia, habrá también de tender su mano hacia un mayor realismo si quiere evitar fracturas sociales muy serias en Euskadi. Pero ahora el futuro está abierto: este jueves se ha hecho historia. ¿Beneficiará esta noticia a la candidatura de Rubalcaba, que, al fin y al cabo, ha corrido los penúltimos cien metros hacia esta meta? La verdad es que los españoles parecían tener descontado el fin de ETA desde hacía muchos meses. Pero qué duda cabe de que algún efecto tendrá este hito en la intención de voto -muy baja-de los electores. Pero hay que subrayar que, aunque es un logro directo del Ejecutivo de Zapatero, el fin de ETA se viene gestando desde hace mucho y a cargo de muchos. ¡Menudo día!   Culmina así una jornada de infarto para los periodistas...y para los ciudadanos todos. Sí, vaya día para los periodistas. Y para todos. Los titulares se han sucedido a ritmo vertiginoso. Comenzamos la jornada con Felipe González, avisando de la mala marcha de Europa y de las negras perspectivas ante la 'cumbre' de la UE este domingo. Luego vino lo de la muerte -a nuestro entender no muy bien explicada aún-de Gadafi. Más tarde, un almuerzo en el Club Siglo XXI con Rubalcaba, en el que le preguntamos si nombraría a Felipe González ministro de Exteriores, pregunta ante la que, naturalmente, se salió por la tangente. Pero hay mucho más. Ya estaban ahí, durante todo el día, los rumores en el sentido de que el comunicado de ETA -lo deben de conocer a estas alturas ya cientos de personas antes de que se haya hecho público-aparecería en horas, más que en días. Para rematar la jornada, la noticia -una bomba en el mundillo económico- de que Luis del Rivero, el empresario más polémico de España, el hombre que se quiso hacer con el BBVA primero, con Repsol después, el personaje público más apoyado por el actual ministro de Industria, ha sido destituído como presidente de Sacyr Vallehermoso.   Menudo día. Está la cosa como para ponerse a hablar de la marcha de la campaña electoral, que no parece interesar a nadie: los acontecimientos se suceden como suele ocurrir cada dos o tres décadas, coincidiendo con un cambio de era. Y son acontecimientos profundos. Los de este jueves afectan a la futura recomposición del Partido Socialista --¿qué ocurrirá en la noche electoral si Rubalcaba recibe un fracaso demasiado sonoro?--. Y afectan a la economía mundial (la cumbre de este domingo). Y, naturalmente, a la economía nacional (cese de Luis del Rivero). Y a la seguridad de España (fin de ETA). Y a la seguridad mundial (captura y muerte de Gadafi). Difícil encontrar una jornada en la que tantas cosas relevantes demuestren que el mundo ha emprendido un galope que, naturalmente, afecta a nuestros bolsillos y a nuestra vida cotidiana. Solamente cabe hacerse una pregunta: ¿estamos seguros de hallarnos en manos capacitadas, en el mundo, en Europa, en España, para hacer frente a la avalancha que se nos echa encima? Porque nunca como ahora será necesario que nuestros políticos hagan encaje de bolillos. Con las buenas noticias, como la de ETA...y con las malas.